El sistema de José Alberto no siempre vale
Ojo de halcón ·
El empecinamiento del entrenador en el 4-4-2 deja en ocasiones un centro del campo vulnerable, como en Ponferrada o Cartagena, o una desconexión con la pareja de ataqueSecciones
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Ojo de halcón ·
El empecinamiento del entrenador en el 4-4-2 deja en ocasiones un centro del campo vulnerable, como en Ponferrada o Cartagena, o una desconexión con la pareja de ataqueEl Málaga fue un ejemplo de desequilibrio en Cartagena. Como sucedió en Ponferrada –por citar una cita también inolvidable en sentido negativo–, el equipo se vio partido en dos, perdió la solidez y fue un cúmulo de resquicios que le permitieron al rival llegar al ... área con una facilidad pasmosa. De nuevo quedó como conclusión que la apuesta del entrenador blanquiazul por su sistema fijo, el 4-4-2, no siempre vale y que el empecinamiento conduce a veces a una clara vulnerabilidad en el centro del campo y también a desconexión con la pareja de ataque.
Desde luego, esa sensación de equipo frágil a más no poder fue el aspecto más llamativo del nuevo descalabro del conjunto blanquiazul a domicilio, y no el hecho de «encajar tres goles en acciones a balón parado», como trató de justificar José Alberto. Primero, porque el 1-0 se produjo en un penalti que no fue más que una de las numerosas llegadas del Cartagena (más allá de que una pena máxima pueda etiquetarse de acción a balón parado); segundo, porque el 2-0 tuvo su origen en una de las numerosas faltas laterales que concede el equipo una semana tras otra, y finalmente, porque el 3-0 nació en un pase frontal que dinamitó la casi nula contención de la medular y dejó en evidencia a los centrales (sin olvidar la deficiente colocación de la barrera por parte de Dani Martín). La clara derrota, únicamente maquillada por la relajación de los locales en el tramo final, fue mucho más que una prueba de la pérdida de concentración en la estrategia defensiva.
En realidad José Alberto lleva toda la temporada con una apuesta 'a contraestilo'. Ya demostró en el Mirandés contra viento y marea que se decantaba por un medio de posición (el indiscutible Meseguer) y otro futbolista más creativo a su lado (Javi Muñoz). Ciertas dudas en la pretemporada, unidas a la lesión de Ramón, lo llevaron a inclinarse por la pareja Escassi-Luis Muñoz. La prueba no resultó del todo fallida, porque, a falta de un organizador, el equipo sí ganó con las llegadas al área del segundo de ellos y en cierto modo el equipo gozó del equilibrio necesario para mantener una serie de resultados positivos en casa y mostrarse más firme a domicilio, aunque esta última virtud no bastara para obtener un triunfo.
El problema para el Málaga se ha centrado en la lesión de Luis Muñoz y, en paralelo, a la baja de Chavarría (con su inesperada y efímera reaparición) y a los problemas físicos y consiguiente baja forma de Sekou. Y ahí el entrenador blanquiazul ha pagado en momentos puntuales ese obcecamiento en mantener el 4-4-2, al contrario de lo que hizo su antecesor, Sergio Pellicer. El ex lateral derecho dio un giro de timón y varió el esquema a un 4-1-4-1 en cuanto vio que era imprescindible presionar más arriba y también liberar a determinados centrocampistas.
La clara derrota en Cartagena –más por la imagen ofrecida que por el resultado final– volvió a ratificar que a menos que sea factible contar con dos medios de contención (la pareja Escassi-Genaro como relevo de Escassi-Luis Muñoz) el equipo está mucho más expuesto con un organizador. Pellicer ya dio el paso atrás cuando vio la fragilidad de la pareja Luis Muñoz-Ramón y nunca contempló apostar por la pareja Escassi-Ramón. Prefirió contar con una tercera pieza dada la inconsistencia del joven granadino.
Y no es sólo que el Málaga pierda solidez con la ausencia de un medio centro (vuelve a demostrarse que Escassi no está para jugar tres partidos en una semana) y no brille precisamente por su contención. Además, el equipo ve reducida la conexión con el ataque. La reiterada apuesta por Jozabed muy adelantado, como otro punta, también ha servido para comprobar que el juego es considerablemente más fluido en cuanto el sevillano retrocede unos metros para tocar la pelota y asociarse. En Cartagonova sucedió con el acompañante de Roberto, Paulino, en la constatación de que el sistema fijo no siempre vale.
Por mucho que se opte por ocultar las carencias con el argumento de los goles encajados a balón parado –aspecto manifiestamente mejorable–, en otras facetas del juego el Málaga no termina de progresar. Y ya se ha superado el primer tercio de Liga...
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