Mañana muy ajetreada en La Rosaleda. Todos los focos apuntaban al estadio del Málaga, donde el director general, Richard Shaheen, iba a hacer su primera aparición pública después de haber sido nombrado de manera oficial en el pasado mes de noviembre. El ejecutivo ... malaguista decidió salir a la sala de prensa Juan Cortés de La Rosaleda para tratar de calmar los ánimos tras los últimos y fulgurantes acontecimientos.
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Había muchos alicientes para que la expectación fuera máxima, pero por desgracia se unió uno más en la previa de esa comparecencia. En un principio, y durante 24 horas aproximadamente, estaba prevista para que fuera una exposición sin preguntas. Algo que indignó a los medios de comunicación, y también a los aficionados, que se solidarizaron con la causa. Ante esto, los principales colectivos de la prensa en Málaga lanzaron sendos comunicados censurando la decisión del club.
Y la situación de indignación se estiró un poco más después de que el club pusiera otra condición. Había que acceder al estadio 45 minutos antes de la comparecencia por un claro protocolo de seguridad que venía a prevenir alguna posible manifestación u otro tipo de actos en la zona de acceso a La Rosaleda. Esto se mantuvo hasta el último minuto. Los medios accedieron a la sala de prensa Juan Cortés de La Rosaleda a la hora exigida por el club y el ambiente estaba muy caldeado. Había disposición a hacerle ver a Richard Shaheen la disconformidad con su actitud. Hacer preguntas es un requisito fundamental en una rueda de prensa.
Con este caldo de cultivo, el departamento de Comunicación del club logró hacer entrar en razón al director general, Richard Shaheen, de que respondiendo honestamente (o no) podían salvar otro lunar, como el de suspender al entrenador después de ser víctima de chantaje y extorsión por un vídeo sexual explícito con un comunicado en el que ni siquiera condenaron la vulnerabilidad de la intimidad de una persona. Lo han hecho ya tres días después.
Al final Shaheen, asesorado de forma precisa por el departamento de Comunicación y los abogados, reculó y decidió aceptar preguntas. Y además salió 20 minutos antes de la hora original de la cita. Fue un «vamos con todo» de cajón. Y así salió el ejecutivo estadounidense con su mejor sonrisa y en actitud diplomática, dispuesto a responder sobre todo. Y lo hizo. Dejando más respuestas que en otras comparecencias no adulteradas. Recuerden a Caminero (sobre todo este) y Joaquín Jofre, esquivando preguntas como si estuvieran en un videojuego para no decir nada más de lo que llevaban preparado.
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