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Como no hace tanto –aunque sin menos críticas por la situación–, Natxo González sólo introdujo tres cambios en La Romareda. Pese a contar con un banquillo más amplio que su antecesor en las últimas jornadas, el nuevo entrenador decidió no tocar mucho porque el Málaga ... tenía la pelota desde que encajó el empate de penalti. Pero una vez más, como ya sucedía a veces con José Alberto, no hubo noticias de Sekou. A punto de alcanzarse los dos tercios del campeonato, el fichaje estrella se ha revelado como un fiasco: lleva menos partidos jugados de Liga que Orlando Sá hace un año. Eso sí, en el club no pierden la esperanza y todavía confían en que de una vez por todas queden atrás sus problemas físicos, tenga un ritmo idóneo para competir y comience a aportar de verdad. Porque sin gol el equipo está obligado a exhibir una notable fortaleza defensiva para no verse arrastrado a la pelea por la permanencia.
Por segundo año consecutivo, ha salido rana la apuesta de la dirección deportiva por un delantero centro lastrado por los problemas físicos en el último año. Como la esperanza es lo último que se pierde, el argumento interno ante las permanentes suplencias de Sekou en los últimos tiempos va más en la dirección de que se requiere tiempo para que se fortalezca muscularmente, minimice el riesgo de lesión y, sobre todo, pueda optar a algo más que un puñado de minutos. Sin embargo, los datos de los últimos encuentros no son precisamente alentadores: 29 minutos en Alcorcón, 31 contra el Sporting y, ya con el nuevo entrenador, cuatro en Miranda de Ebro e inédito en Zaragoza.
Los números no pueden ser más preocupantes, máxime si se tiene en cuenta que el otro delantero (Chavarría) tampoco termina de arrancar tras su grave lesión de rodilla: en cinco meses, Sekou ha sido titular sólo en cinco de los 23 partidos desde su llegada (lo hizo tras la tercera jornada), con 586 minutos; es decir, poco más de un 28% de los posibles. Sin embargo, el más elocuente se refiere a la inevitable comparación con su antecesor, Orlando Sá, que también llegó lastrado por problemas físicos (con el tendón de Aquiles muy dañado). El fichaje estrella del Málaga para esta temporada ha participado en menos partidos de Liga que el portugués: 15 frente a 16. Claro que no le será difícil superarlo, porque el luso estuvo en el dique seco en el último tercio de Liga.
Sekou llegó cedido por el Valladolid al ser el cuarto delantero del equipo, tras Weissman, Cristo y Marcos André (este último, traspasado al Valencia en las últimas semanas del mercado veraniego, fue sustituido por Sergio León). No empezó con buen pie porque en la primera jornada disponible, la cuarta, sufrió molestias en el calentamiento que lo obligaron a parar. De este modo, su debut se demoró hasta la séptima. Jugó en la recta final contra el Sporting y el Fuenlabrada (22 y 16 minutos) antes de que la 'cláusula del miedo' lo privara de actuar frente al Valladolid. Después pareció que al fin iba a entrar en juego, pero al tercer partido tuvo que quedarse en el vestuario al descanso frente al Lugo. Nuevo frenazo y otras dos semanas de parón...
Después de cierto rodaje frente al Cartagena, Las Palmas y Tenerife (29, 10 y 7 minutos), las expectativas sobre su aportación volvieron a dispararse. No es que mostrara un óptimo estado físico, pero José Alberto entendió que sólo la titularidad podía elevar la confianza y el nivel competitivo de Sekou. El ariete encadenó tres partidos como titular (los dos primeros completos, y en el último, sustituido en el último instante), pero ni por esas. Más allá de que su rendimiento decepcionó, frente al Leganés tuvo que volver al banquillo porque ya sentía molestias. Efectivamente, a la semana siguiente faltó en el estreno de la segunda vuelta, en Alcorcón. Y después, como se ha referido, 'minutos de la basura' en los partidos anteriores a la visita a La Romareda, donde ni participó.
En el club aún mantienen la esperanza, pero el final de la cesión de Sekou se acerca. Queda saber si en los más de tres meses restantes el ariete comienza no ya a ser el fichaje estelar por el que apostó Manolo Gaspar, sino ese futbolista que aporta al equipo y, sobre todo, que olvida de una vez los problemas físicos que le impiden tener continuidad desde hace año y medio.
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