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El once malaguista comienza en Rubén (Yáñez) y acaba en Rubén (Castro). Ellos son el alfa y la omega de este Málaga que quiere ilusionarse ... con salvar la categoría, porque está a tiempo de enderezar el rumbo y las distancias de puntos entre los equipos no son importantes en la zona baja, donde hoy se asiste a una jornada crucial, con los seis últimos de la tabla enfrentándose entre sí.
Con el paso de las jornadas va quedando cada vez más claro el papel crucial de cada uno de ellos, fieles a esa máxima del fútbol de que el portero y el delantero goleador suelen ser las piezas más determinantes en la construcción de un equipo. En este Málaga resultado de otra pésima planificación deportiva la sentencia encierra algunos matices.
Para empezar, la portería comenzó siendo cosa de Manolo Reina. Se le incorporó como previsible guardameta titular por su experiencia y liderazgo pero el fútbol ha reconducido la jerarquía en el puesto. El trabuqueño no ha terminado de transmitir seguridad en el puesto, con errores en las salidas y en el 'timing' de estas, y se encontraba además apercibido de sanción cuando Pepe Mel, que inicialmente le defendió, optó por el cambio cara a la salida en Cartagena (2-1), en la decimoquinta jornada.
Han sido ya cinco encuentros con el gerundense bajo los palos en los que ha asumido un protagonismo claro, sobre todo en el 1-1 en Zaragoza, con cinco intervenciones clave para que su equipo sumara un punto en esa cita. Más allá de algún error puntual, se ha consolidado en el puesto con buenas acciones, incluso en el lanzamiento al larguero de Callejón en un golpe franco directo en el que tapaba bien la portería 'a mano cambiada'. A día de hoy no se discute que el puesto es suyo, e incluso este mediodía no tendrá a Manolo Reina como recambio en el banquillo, sino al canterano Carlos López, porque el ex del Mallorca cumplirá sanción tras sus protestas el jueves al penalti no pitado a Loren.
Sólo la inactividad en su carrera marcaba a Rubén Yáñez, que había tenido que ejercer el rol de suplente en muchos equipos tras formarse en el Real Madrid y pertenecer a la primera plantilla en las temporadas 2015-16 y 2016-17. En el Getafe, su club posterior, tampoco tuvo la continuidad deseada y, por ejemplo, la pasada campaña sólo jugó dos partidos, pero ambos ante rivales menores en la Copa del Rey. De hecho, si se exceptúa su presencia como titular en la última jornada de la Liga 2020-21, no jugaba de forma repetida desde el final de la primera vuelta de ese curso.
Y si el Málaga comienza en Rubén Yáñez, acaba en el otro Rubén, Castro, autor el jueves de su mejor gol desde su llegada al Málaga. Suma cuatro, muy por debajo de sus promedios en temporadas anteriores (en los que superó la veintena al final del curso) y marcado por el paupérrimo nivel futbolístico exhibido por el equipo en esta primera vuelta, salvo excepciones.
El gol al Granada redimió a Rubén Castro, un histórico ya del fútbol español, tras dos actuaciones discutidas. Ante la Ponferradina falló un penalti, error que a la postre no fue crucial, porque su equipo acabó ganando el encuentro, y en el Ciutat de Valencia malogró una buena ocasión en un contragolpe conducido por Javi Jiménez y no estuvo atento para evitar caer en fuera de juego en un gol anulado, a pase de Fran Villalba.
Pero el canario es vital en este Málaga sin gol y necesitado de talento y oficio en las proximidades del área. Entiende muy bien el juego y sólo dejó de ser titular una vez esta campaña por decisión técnica: en Zaragoza.
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