![Cuando La Rosaleda vibraba con las faltas de Aráez](https://s2.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/202004/13/media/cortadas/nico-RvawOAP7WnvdbTLHENB9OkK-1248x770@Diario%20Sur.jpg)
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En la etapa de los 80 se hizo popular en La Rosaleda una frase cada vez que el Málaga iba a sacar un córner. «Ahora, ahora, ahora...», se jaleaba desde la grada. Años antes, en la segunda mitad de la década de los 70, no se escuchaba ese grito, pero sí los murmullos de expectación cada vez que un futbolista blanquiazul se disponía a lanzar una falta en dos ubicaciones determinadas: en los vértices del área entre Tribuna y Gol y entre Preferencia y Fondo. En la mayoría de las ocasiones lucía el '2' a la espalda, pero en ocasiones incluso el '3'. Y rara vez fallaba Aráez, el defensa que acumuló una veintena de goles en sus 240 partidos como malaguista.
Nicolás Aráez ('Nico' Aráez, como se le conocía cariñosamente en la ciudad) tiene un hueco merecido en la historia del Málaga. Probablemente otros muchos hayan tenido más notoriedad en la posición de lateral derecho -sin ir más lejos, aquellos con los que tenía que competir por la titularidad cuando aterrizó en La Rosaleda en 1973, Montero e Irles-, pero ninguno puede presumir de haber aportado tantos goles al equipo blanquiazul. Era un consumado especialista con un determinado estilo en los libres directos esquinados y su eficacia lo convirtió en pieza imprescindible en momentos puntuales.
Seis temporadas permaneció en el Rayo Vallecano aquel murciano de Alguazas (Murcia) hasta que el Málaga lo reclutó en la cuarta de las cinco de su llamado 'quinquenio de oro', a comienzos de los 70. Y siete vistió la elástica blanquiazul, hasta que 'colgó las botas' a los 35 años y después de una campaña en la que llegó a disputar 31 partidos oficiales. Pero siempre perduró su recuerdo como uno de los 'grandes' del Málaga. Con su figura imponente, su elegancia y sus habituales gafas de sol, Aráez habría sido requerido para numerosos 'selfies' en estos tiempos porque siempre contó con el cariño, incluso el fervor, de los aficionados. De ahí que su fallecimiento en 2009, con sólo 64 años, fuera un mazazo para muchos.
En realidad Aráez no llegó para ser el '2' del Málaga. Había brillado como extremo en el Rayo, pero, claro, en el equipo blanquiazul ocupaban esa posición nada menos que Bustillo, Álvarez y el también recién incorporado Guerini. A la postre no jugó un solo partido en esa posición en su primera temporada. No obstante, Marcel Domingo entendió que podía adaptarse a varias posiciones, así que empleó al exrayista como medio volante derecho (el segundo más utilizado tras Migueli) y en cinco partidos como titular en el lateral derecho. Ya en la siguiente campaña, la 74-75, pasó a ser el más utilizado en el lateral derecho, con 13 titularidades en los 34 encuentros de Liga.
La temporada 75-76, la tercera de sus siete temporadas como malaguista, Aráez ya se adueñó del '2' del Málaga y además comenzó a entusiasmar a los aficionados con sus goles de falta. Sus propios compañeros comprobaron en los entrenamientos que el golpeo tan característico con el exterior del pie derecho debía ser rentabilizado en los partidos y por eso comenzaron a buscar que el contrario cometiera esa falta en las zonas adecuadas: en el vértice del área entre Tribuna y Gol, y en la otra mitad del campo, entre Preferencia y Fondo. Eso sí, debía ser a escasa distancia de ese punto, a uno o dos metros, porque a más distancia el disparo se podía marchar alto o simplemente ir demasiado flojo a las manos del portero. Eran tiempos, como es lógico, en que los informes sobre los rivales eran mínimos (salvo las llamadas de teléfono entre los entrenadores) y sólo se televisaba un partido de Primera. Pero la gran virtud de Araéz es que, incluso cuando el guardameta rival intuía cómo iba a ser el chut, el lateral blanquiazul también marcaba. De hecho, así sucedió en muchas ocasiones en los partidillos de entrenamiento de los jueves del propio Málaga. Los compañeros estaban prevenidos y aun así alguna vez no pudieron evitar que la pelota entrara por la escuadra izquierda.
El caso es que aquel golpeo con el exterior (cuando lo más lógico era que se produjera un centro) dio muchos goles al Málaga. Los rivales comenzaron a aprender la lección porque la ejecución de ese tipo de faltas de Aráez comenzó a hacerse famosa y los porteros optaron por colocar a dos futbolistas como barrera en vez de uno. Ni por esas. En los dos ascensos que vivió el popular lateral derecho como malaguista aportó siete goles -en la 75-76, por detrás de Quevedo (con 17), Bustillo (con 13) y Orozco (con 11)- y cuatro (en la 78-79). Por encima de todo, aquellos disparos eran más de calidad que de potencia.
Como sucedía años antes con sus excompañeros Martínez y Monreal, Aráez fue un paradigma de regularidad y en tres de sus siete temporadas llegó a disputar 40 o más partidos; es decir, no fallaba ni en los de Copa. Igual que en sus comienzos como malaguista tuvo como competidores a Montero e Irles, en la recta final tuvo enfrente el empuje de dos canteranos, Vara y Popo (este último casi siguió sus pasos porque al comienzo fue utilizado como medio volante por la derecha, en el lateral izquierdo e incluso en el centro de la defensa). También es cierto que el exrayista fue un recurso extraordinario para actuar como '3' en Primera, en la temporada 1977-78, ante la irregularidad de Laguna. Pero, por ejemplo, en la siguiente, en el ascenso de la mano del tándem Jëno Kalmar-Sebastián Viberti, fue de nuevo indiscutible (en el lateral izquierdo jugaba el inolvidable Búa).
Hasta el final, hasta su último ejercicio como malaguista, Aráez fue titular en el Málaga, pero se vio perjudicado por los ecos de aquel supuesto tongo del partido con el Salamanca en el que fueron sancionados (y luego exculpados) él y otros cuatro compañeros. Durante el resto de su vida siempre denunció que había sido una maniobra del Comité de Competición tras la incomparecencia del equipo en el partido fijado en Algeciras frente al Almería, que no hubo amaño del partido y que Orozco había puesto en conocimiento de la directiva el intento procedente del equipo de El Helmántico. “Tengo una gran pena, ya que después de 20 años jugando al fútbol tenía previsto retirarme de una manera muy distinta”, se lamentó en declaraciones a Pedro Luis Gómez en SUR. Y así fue. Pese a su indiscutible aportación al Málaga, tuvo que marcharse por la puerta de atrás. Pero en absoluto influyó en el enorme cariño que le habían dispensado durante siete años y le dispensaron el resto de su vida a 'Nico' Aráez.
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