Ridículo imperdonable

Lo peor de lo que aconteció en el estadio de Martiricos es que nadie puede decir que no se veía venir. El Málaga lleva una pésima racha que maquilló con una pírrica victoria en Alcorcón tras un partido de horror. Por lo demás, ya me dirán. La plantilla tiene mucha más calidad de la que está demostrando. El entrenador, José Alberto, no se ha amoldado al equipo, ni éste a sus métodos y sistemas, que no pueden ser tan simples como los que hemos visto hasta la fecha.

Este Málaga ha tocado fondo, y nadie cree que el actual equipo técnico sea capaz de resucitarlo, porque la verdad es que va de mal en peor. Tuvo unos comienzos ligueros que crearon expectativas, que pronto se vinieron abajo por el horrendo rendimiento fuera de casa, pero se sostenía con los triunfos locales. Ahora ya, con derrotas como la que se sufrió ante los ibicencos, ya me dirán...

Este Málaga necesita un entrenador con sistemas definidos y experiencia en los banquillos, y más en estos momentos tan difíciles. No tiene sentido hacer fichajes de 'refuerzo', como los ilusionantes de Febas y Vadillo, para comenzar sentando a uno de ellos en el banquillo. Ahí se apreció un sin sentido que continuó con los dos primeros tantos visitantes merced a dos tremendos fallos de Isamel y Ramón. Después, un desorden para nota, sin que José Alberto reaccionara, salvo cuando decidió hacer cambios como si tuviera un salero, sin capacidad para taponar la exhibición de los insulares que hicieron lo que les vino en gana ante el peor Málaga en muchos años que hizo un ridículo imperdonable.