Cuenta atrás para la reestructuración del Málaga, que puede dilatarse hasta agosto

La opción de llevar a cabo un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) estaría justificada por la drástica caída de productividad que se prevé y está sobre la mesa del administrador judicial, que en los próximos días va a presentar en los juzgados un detallado informe sobre el plan de viabilidad para los próximos dos años de la empresa en Primera RFEF, considerando el mejor escenario el del ascenso a Segunda a las primeras de cambio. El propio administrador, José María Muñoz, ya aseguró que el club goza de buena salud económica y que su estabilidad está asegurada, aunque con la obligación de realizar un relevante ajuste de empleados y servicios con los que venía contando la entidad.

Todo apunta a que en la próxima semana se pondrán en marcha las medidas de recortes oportunas, y en el caso de anunciarse finalmente un ERE la citada reestructuración podría tardar en completarse alrededor de dos meses, llegando de lleno a agosto. De ahí que en este momento exista una gran incertidumbre en los distintos departamentos de las oficinas de La Rosaleda. No es para menos cuando lo que se baraja son despidos masivos. Como ya anunciaron los principales responsables del club, Muñoz y el director general, Kike Pérez, la idea es ejecutar una reforma integral llegando a todas las áreas.

Esto conlleva ir desde la parcela deportiva (aunque esta vez no va a entrar ningún futbolista en el plan de despidos como sí ocurrió en 2020) pasando por el resto de áreas (comercial, jurídica, 'ticketing', seguridad...). Es decir, que todo se dirige a un adelgazamiento a casi a la mitad de prácticamente todos los departamentos siendo, eso sí, algo más especial el ámbito deportivo, lo que corresponde a la secretaría técnica y cantera. Este contará con la supervisión del director deportivo, Loren Juarros, recién llegado hace apenas dos semanas. El burgalés decidirá con qué técnicos prefiere quedarse para trabajar tanto en la dirección deportiva a nivel global y el primer equipo como para La Academia.

Este es un aspecto clave porque algunos cargos de mayor responsabilidad podrían cambiar, pero siempre a nivel interno. No vendrá nadie nuevo y esto conviene aclararlo, porque durante un supuesto proceso de ERE el club no podría contratar a otros perfiles profesionales. Esta posibilidad sólo se abriría pasados noventa días tras la conclusión del procedimiento de despido colectivo. El principal impedimento con esta parte del club es que los tiempos de un supuesto ERE no irían acorde a las exigencias de la planificación deportiva, que está en plena ebullición ahora para preparar un nuevo proyecto sobre el que recae una gran presión.

Es decir, la reestructuración se terminaría cuando las competiciones ya estén avanzadas casi a un tercio de curso. Mientras, la exigencia es máxima porque el Málaga deberá ser uno de los equipos punteros durante la temporada que viene para intentar regresar lo antes posible al escalón profesional. Y para llegar a buen puerto hay mucho trabajo por hacer para formar una nueva plantilla que empezará casi desde cero.

En resumen, en el plano deportivo Loren Juarros seguirá siendo la única cara nueva entre los máximos responsables y sobre él recaerá casi toda la planificación del club junto al director general Kike Pérez. El resto de puestos hacia abajo son una incógnita, lo que ha generado un comprensible ambiente de intranquilidad dentro de Martiricos. Alimentado también por las presiones externas de aficionados que más que despidos reclaman dimisiones, algo que se ha descartado tajantemente empezando desde el administrador judicial, que lo expresó públicamente.

Sobre el posible ERE en ciernes, las diferentes fases del proceso son las siguientes. Primero, el administrador debe conseguir la aprobación de la jueza que instruye la causa que mantiene intervenido el club. Luego esta intención tendría que ser trasladada a los empleados a través de su Comité de empresa, que tendrán un plazo de siete días para formar una mesa de negociación con varios representantes de la plantilla de trabajadores antes de fijar la primera reunión entre las partes.

A partir de este momento se activaría una cuenta atrás de 30 días donde se podrían organizar hasta tres reuniones de negociación para discutir el plan inicial; es decir, intentar reducir la cantidad de despidos o distribuirlos de otra forma en según qué departamentos tomando en cuenta la opinión de los trabajadores. La próxima fase ya sería la definitiva, sobre la que cabe una impugnación. Así que en total el proceso podría dilatarse hasta un plazo total de 50 días. Todo esto podría alterar de alguna forma el funcionamiento de otras áreas de la que dependen cuestiones que también apremian como la campaña de abonos o asuntos jurídicos pendientes.

1. Aprobación de la jueza: En caso de que finalmente se decida tramitar un ERE en el club, el procedimiento debe ser admitido por la jueza que dirige la administración del Málaga.

2. Comunicación a los empleados: Una vez se considere pertinente el ERE, el club dará traslado de su plan de despidos detallando los puestos a extinguir (sin dar nombres) al Comité de empresa, que tendrá una semana para constituir una mesa de negociación con representantes de los empleados.

3. Negociación: A partir de la primera reunión (pueden ser tres en total) para discutir la propuesta inicial del club (pedir reducir el número de despidos o cambiar unos por otros) se abre un plazo de 30 días para llegar a un acuerdo.