El malaguista Calero nunca había estado lesionado tanto tiempo. Lejos de deprimirse, ha convertido una rotura de ligamento cruzado, una de las más temidas entre los futbolistas, en una nueva lección de vida para él. Se cumplen dos meses desde que supo que decía adiós ... a esta temporada y arrancaba para él una Liga particular.
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«Sentí mucho dolor en la rodilla. Recuerdo perfectamente que fue en una jugada donde intenté ir al choque con Sadiq (delantero del Almería) para que me hiciera falta. Tuve la mala suerte de caer sobre su pie. No le doy muchas vueltas, porque es una acción tan fortuita que le podría haber pasado a otro compañero. Hay que darle la importancia justa y entender que es una parte más del juego. Cuando llegué al vestuario tenía claro lo que tenía», repasa Calero para este periódico desde Madrid.
El defensa acordó con el Málaga que la mejor opción para su recuperación era trasladarse junto a su familia. «Necesité de mucha ayuda, sobre todo en la semana después de la operación. Anduve un poco fastidiado por ser dependiente. En esos días necesité mucho apoyo. Tanto anímica como asistencialmente para hacer todas las tareas diarias, como ducharme, ir al sofá a sentarme, ponerme a estudiar o poder vestirme. He necesitado mucho de mi madre, mi padre, mi hermana y mi pareja. De todos ellos. Hubiese sido más complicado hacer todo esto en Málaga», explica el malaguista, quien en el momento de lesionarse era el jugador con más minutos del equipo y todo un 'multiusos' en las alineaciones de Pellicer por su polivalencia.
«Sinceramente, no era consciente de que era el que más estaba jugando. Tuve suerte de encajar en la idea que tenía el míster hasta ese momento. Viniendo casi de Segunda B es muy importante para mí estar así de a gusto», resta importancia Calero. Intenta ser equilibrado con sus emociones. «Es una situación muy nueva, y la estoy tomando como un aprendizaje. La encaro con mucha positividad. Desde que supe la gravedad de lo que tenía saqué entusiasmo y tranquilidad para afrontarlo», apunta.
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CALERO
Una actitud coherente con su forma de ser, siempre sobrio y correcto tanto en el campo como fuera de él. Con la misma naturalidad supo asumir que sus objetivos para este año habían cambiado radicalmente y el club necesitaba dar de baja su ficha para firmar un sustituto. «Lo digerí como algo normal. Sabía que no iba a poder ayudar al equipo de aquí hasta final de temporada. Desde el primer momento sabía que el club iba a necesitar mi ficha, y yo me puse a disposición totalmente. Por suerte pudo venir Alexander y está ayudando. No puse ninguna excusa ni mala cara, porque soy parte del club y la plantilla, y sabía que iban a necesitar de un guerrero más para salvar esta temporada», razona Calero.
Reconoce sentirse un poco como en una «burbuja», alejado del meollo del vestuario: «Al no estar llevando la recuperación en Málaga, quizás no soy una parte tan importante en el grupo, pero mantengo contacto semanal tanto con el cuerpo técnico como con el cuerpo médico, dirección deportiva y muchos compañeros. Al final, eso también me hace sentir parte del equipo, aunque con un rol totalmente diferente. Intento saber qué pasa y cómo puedo aportar mi granito de arena».
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Seguirá en Madrid al menos hasta finales de marzo, cuando los especialistas que lo tratan allí lo vean listo para ponerse a las órdenes del readaptador del Málaga, Manu Gestoso. Las previsiones no son precisas al cien por cien, pero por el momento avanza tal como estaba planeado. Eso buscaba cuando decidió ponerse en manos del doctor Manuel Leyes Vence, de la clínica Cemtro. «Tenía un 'feedback' muy bueno de mi fisioterapeuta que me trata en Madrid, como de la preparadora física con la que llevo trabajando un año. También los médicos del Málaga y de Matos, que también se operó aquí. Tiene una trayectoria espectacular y para mí es el mejor cirujano de rodilla de España», valora Calero, quien sí asegura un cosa: «Estaré en plenas condiciones para la pretemporada» .
Desde su posición pide tranquilidad y confianza para el equipo, que pasa por el peor momento de la campaña. «Están trabajando a muerte. Es normal que haya altibajos», opina a través de una videoconferancia desde el mismo lugar donde intenta «evadirse» de todo lo que es fútbol entre libros. Tras graduarse en Ciencias de la Actividad Física, ha emprendido la carrera de Derecho a través del programa para deportistas (telemático) de la Universidad Camilo José Cela. «Para mí es muy importante de llevar esta parte de estudios, ya no tanto por graduarme, simplemente por cambiar el foco del fútbol por unas horas aprendiendo cosas nuevas», concluye.
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1. El primer mes después de la lesión. Trabajó sobre ligamento lateral interno para darle estabilidad a la rodilla de cara a la operación. Aunque fue intervenido más tarde, pudo 'ganar un mes' de recuperación después de pasar por quirófano.
2. La operación, el pasado 14 de enero. Pasó diez días sin poder moverse hasta empezar a hacer los primeros ejercicios de rehabilitación.
3. Primera rehabilitación, en torno a dos meses. Es la fase en la que se encuentra ahora mismo. Está empezando a caminar en la conocida cinta antigravedad Alter G, que quita peso corporal para evitar los impactos.
4. Vuelta a Málaga, a finales de marzo. La previsión es que regrese a ejercitarse en La Rosaleda cuando pueda ponerse a los mandos del readaptador del club, Manu Gestoso. Los plazos no son exactos, pero la previsión es que pueda iniciar sin problemas la siguiente pretemporada.
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