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La receta del Málaga: Actitud más orden igual a triunfo

La receta del Málaga: Actitud más orden igual a triunfo

El equipo de Míchel muestra registros inéditos esta campaña para sumar al fin tres puntos

Lunes, 30 de octubre 2017, 00:19

La víctima del primer triunfo del Málaga en Primera, el Celta; la del penúltimo, el Celta, y la del último... también el Celta. 175 días después (más de cinco meses) el Málaga ganó, y convenció en buena parte del encuentro, hasta que le duró el fuelle y la tremenda intensidad que supo imprimir al partido desde el inicio. Huelga decir que fue otro Málaga, diferente al de los nueve choques de pretemporada y al de los otros nueve de la Liga. Por momentos pareció otro equipo al hacer efectiva una ecuación que en el fútbol suele fallarle poco a los equipos: actitud más orden igual a triunfo. Lógicamente necesitó después de esos detalles de fortuna que seguramente le fueron esquivos en los encuentros anteriores.

Su notable primer tiempo vino sucedido por una segunda parte sin igual despliegue, pero esta vez la fortuna estuvo de su su lado en momentos clave

El equipo jugó con dos líneas de cuatro muy juntas para defender, y con mucha disciplina

¿En qué cambió el Málaga de anoche, o cualquier lectura positiva es simplemente resultadismo? Henchido de orgullo y ganas de agradar tras el pasillo hecho al autobús del conjunto por un millar de aficionados en la Avenida de la Palmilla, el equipo se desfondó en el primer tiempo como si jugara ante un ‘grande’. Por primera vez fueron claras dos líneas de cuatro muy ordenadas y cercanas al defender. Sin el balón el Málaga se situó en poco más de veinte metros de distancia, muy junto, con la defensa algo más adelantada de lo habitual. Jugadores como Keko y Chory Castro hicieron un gran despliegue para ayudar en defensa y recuperar la posición, y el equipo llegó a agobiar al rival en su presión adelantada y a recuperar balones en situaciones inéditas.

Sufrimiento

Cuando un equipo tiene este comportamiento normalmente las ocasiones y los goles acaban llegando, como sucedió con este Málaga, que in extremis se fue con ventaja al descanso. La segunda parte fue otra, porque al Málaga le faltó fuelle para mantener la misma compostura táctica. Las dos líneas de cuatro se difuminaron en parte, los dos puntas no presionaban igual, y el afán del Celta por reaccionar hizo el resto. Al cuadro de Míchel le tocaba sufrir, quizás más de la cuenta. Y, después de un gol anulado, de esos que en otras jornadas se concedieron, llegó el empate, en un extraño remate de Iago Aspas entre los dos centrales. Míchel tardó en hacer los cambios hasta el minuto 75, y el primero de ellos ya llegó con el 1-1 en el marcador.

Pero el Málaga estuvo anoche aliado con la fortuna. Muy pronto llegó la acción del penalti, provocado por En-Nesyri, y el acierto de Recio en un lanzamiento con mucha presión. Y, como los hados iban con los blanquiazules, luego Roberto estuvo colosal por bajo para amarrar los tres puntos.

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