Fue un momento inolvidable, para la historia del malaguismo. En torno a diez mil seguidores blanquiazules (no se cuentan por cientos) detuvieron en cai un cuarto de hora el autobús de Vazquez Olmedo con los jugadores del Málaga en su entrada y recorrido por la Avenida de la Palmilla. El grito de «¡Sí se puede!» predominó en unos instantes a flor de piel. Hubo mucho más público que en otras citas de este tipo anteriores, y las dos calzadas de la arteria quedaron atestadas de aficionados.
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Fue emocionante cómo los jugadores observaban un tanto asombrados el desarrollo de los acontecimientos desde las ventanas del autocar, aunque algunos estaban concentrados en la música de sus auriculares. Varios furgones policiales antidisturbios escoltaban delante y detrás. «¡Que sí, joder, que vamos a ascender!», gritaba la masa, y algunos enfervorecidos daban golpes a la carrocería del vehículo. Se lanzaron bengalas de varios colores y el equipo se cargó de moral cara a la final que se avecina en cuestión de minutos ante el Deportivo, frente al que hay que remontar el 4-2 encajado en Riazor el miércoles.
Es el segundo recibimiento al equipo que organiza la Grada de Animación, con el respaldo de la Federación de Peñas Malaguistas y todos los grupos (se pudo ver frente a la tienda oficial del club la pancarta de la Peña Malaguista Benamiel). Curiosamente, el primero también fue ante el Deportivo, durante la segunda vuelta (0-0). Es muy probable que no sea el último en el caso de que el cuadro de La Rosaleda acceda a la final de los 'play-off'.
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