Un proyecto inestable que recupera el pulso

Hace más de cuatro años que el administrador José María Muñoz se hizo cargo del Málaga por orden judicial. Desde entonces busca el equilibrio económico, sin asumir ningún riesgo. De ahí que las posibilidades de crecimiento del proyecto sean muy limitadas, pues la entidad deberá estar saneada en todo momento, algo que le permite exclusivamente cumplir con sus exigencias más básicas. En esta línea, la mala planificación de la temporada anterior hundió al club en una Primera Federación que sólo era comparable a su desaparición de hace más de treinta años. Esta desastrosa caída suponía un duro golpe sobre todo para una afición de mucho más nivel, algo que sólo podía solucionarse con un inmediato ascenso, lo que ha conseguido con un gran esfuerzo con grandes dosis de emoción hasta el último instante.

El éxito alcanzado permite a los dirigentes de la entidad resarcirse a la primera oportunidad del caos deportivo en el que estaba sumido el club hace apenas unos días (todavía en Primera RFEF). El Málaga, de esta manera, recupera la normalidad para afianzarse inmediatamente en el fútbol profesional y acometer lo antes posible lo que le corresponde a una entidad de este nivel: el asalto ordenado y sólido a Primera, donde cuenta con todas las condiciones para estabilizarse con una buena gestión, sobre todo deportiva. Continuar en la tercera categoría, por contra, hubiera supuesto una ratificación del demoledor descenso de hace un año. Ahora puede empezar otra vez de cero con los profesionales que han devuelto al club al lugar que nunca debió abandonar.

La entidad, sin embargo, sigue en un callejón sin salida como consecuencia de sus frentes judiciales abiertos, sobre todo el 'caso Al-Thani'. Este proceso penal tiene completamente bloqueado al Málaga, pues ni siquiera se ha acabado de cerrar por completo la instrucción del procedimiento, lo que alargará de una forma importante cualquier resolución final. Es previsible que haya que esperar varios años todavía para que se conozca qué ocurrirá con los Al-Thani, que ahora tendrían alrededor del 50,3 por ciento de las acciones en el caso de que se disolviera la sociedad que dispone de la mayor parte de los títulos del club (NAS Spain) y cuya propiedad comparte el jeque con BlueBay.

Cuando se celebre el juicio que todavía deberá fijarse y los Al-Thani depuren las responsabilidades en relación a los delitos de los que se les acusan habrá que observar cómo queda la situación accionarial del Málaga. El jeque y sus tres hijos exconsejeros del club, en principio, deberán hacer frente al pago de una fianza (solicitada por la jueza de instrucción y no aportada) y también tendrán que resolverse algunas dudas relativas a ciertos títulos que figuran a su nombre, a través de una empresa. Ahora, sin duda, sigue abierta la incógnita sobre cuál será el futuro de la entidad. Muchos inversores, algunos muy importantes, se han mostrado interesados en hacerse con la propiedad, si bien para ello deberá ser el propio Al-Thani el que se desprenda de sus acciones, algo que afirma una y otra vez que no hará (a él también le han llegado las propuestas de una forma directa).

En cualquier caso, la anomalía de militar en la tercera categoría ha sido corregida de la forma más rápida posible. La afición se siente satisfecha con este ascenso, a la espera de que nunca más vuelva el club a las andadas. El proyecto claramente recobra el pulso y ahora podrá ser más competitivo con su capacidad para conseguir ingresos importantes y gracias a la partida de la televisión, que, pese a ser relativamente pequeña en Segunda, supone el primer paso para continuar con un crecimiento imprescindible, algo que se podría buscar de una forma directa pese a que el Málaga siga intervenido judicialmente.