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Fue la primera gran celebración del malaguismo y probablemente una de las más importantes de la historia. El sueño de llegar a la Primera División se cumplió hace hoy 71 años, aunque por la odisea que suponía viajar en 1949 -y más desde Galicia- hubo que aguardar dos días más, concretamente hasta el martes por la tarde, para que los aficionados llenaran las calles y casi ni dejaran que avanzara al autobús. Décadas más tarde se supo que aquel histórico triunfo en el campo del Ferrol por 1-5 había sido amañado, pero el recuerdo de una jornada tan festiva aún permanece en muchos seguidores ya octogenarios, incluso la gran temporada del equipo dirigido por Luis Urquiri. Este último había destacado en el Atlético de Madrid como segundo de Ricardo Zamora (que luego lo sustituiría en el banquillo blanquiazul) y fue fichado tras ascender al Coruña.
Porque aquel partido disputado el 17 de abril de 1949 probablemente no habría requerido de un pacto. El Ferrol ya estaba desahuciado y el Málaga llegaba lanzado al último compromiso liguero tras haber sumado cuatro victorias y un empate, especialmente una valiosa goleada frente al Granada por 5-0. A la postre, gracias a este resultado superó al conjunto vecino en el 'goal average' y lo relegó a la tercera posición. En ese encuentro estuvo con toda seguridad el ascenso, aunque conviene no olvidar que no había fallado en casa frente al Gijón (3-0) y al Hércules (1-0) -otros competidores por el ascenso- y que había sufrido al máximo para no fallar en su visita al filial del Valencia, el Mestalla (0-1).
Fue aquella una Liga en la que el Málaga se acercó a la media de tres goles por partido -marcó 73 en 26 jornadas-, con Bazán a un nivel insuperable y como máximo realizador de la categoría. El delantero de La Algaba logró 26, más del doble que el segundo futbolista blanquiazul más acertado en ataque, Roldán (con 11). Pero sería injunto no recalcar que el equipo también mostró un nivel defensivo extraordinario. El ascenso a Primera pasaba, como sucede en la actualidad, por un número bajo de tantos encajados. La campaña anterior acabó cuarto tras recibir 52; en esta ocasión logró el hito al conceder sólo 33. Para cumplir este objetivo la junta directiva encabezada por Manuel Navarro Nogueroles fichó en verano al futbolista más criticado en La Rosaleda, González, aquel defensa que en el Granada se andaba siempre sin contemplaciones, con una dureza descomunal, y que acabó como capitán e ídolo en el Málaga.
En líneas generales, la temporada no tuvo tantas dificultades para un Málaga que además tuvo la fortuna de jugar los tres primeros partidos en casa debido a que el fijado en Atocha contra la Real Sociedad también se disputó en La Rosaleda debido a las obras en el mítico recinto donostiarra. Los 17 goles marcados dispararon la ilusión de los aficionados, que vieron a su equipo instalado en el liderato toda la primera vuelta. Superado el ecuador del campeonato, y como consecuencia de que entonces el factor campo sí gozaba de indudable importancia, llegaron los tropiezos: derrota en Murcia, severo correctivo en San Sebastián, un pírrico punto en Badalona, empate en Gerona, derrota en Baracaldo...
La caída a la cuarta plaza hizo temer por un nuevo intento fallido cuando paradójicamente la plantilla se había reforzado en invierno con un delantero centro (Manolo Jimeno) y ademá se había acordado con el Madrid la llegada cedido del extremo izquierda Cabrera. No obstante, el Málaga hizo pleno en los tres partidos comprometidos en casa (contra el Granada, el Gijón y el Hércules) y llegó al último encuentro con todo a su favor. Se trataba de no fallar en Ferrol. Y el equipo no lo hizo.,. aunque la victoria malaguista estaba pactada. Antes de cumplirse los veinte minutos el marcador ya reflejaba un 0-3 merced a los goles de Bazán, Maciá y Manolo Jimeno en los minutos 15, 18 y 19. Cabrera y de nuevo Jimeno redondearon el 0-5 antes del descanso. El local Polo hizo el gol del honor para los ferrolanos en la segunda mitad. Aquella histórica tarde para el malaguismo el once fue: Carbelo; Maciá, Laborda, González; Robles, Lezama; Gamonal, Bazán, Manolo Jimeno, Teo y Cabrera.
Después de ocho temporadas como Club Deportivo Málaga, tres de ellas en el sótano de Tercera División, al fin se alcanzaba el sueño de estar entre los mejores del fútbol español. Y lo hacía como segundo clasificado, por detrás de la Real Sociedad, en una Liga muy competitiva y sin división geográfica en dos grupos (lo que se retomó la siguiente meses después). Fue la primera gran celebración del malaguismo tras una temporada casi impecable. Ya han pasado 71 años, pero la fiesta vivida en las calles de la ciudad quedó para la historia, con el autobús del equipo casi sin poder avanzar entre el gentío tras dos días de interminable espera desde el triunfo en Ferrol.
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