Conejo y Migueli, los imprescindibles escuderos de Viberti, fueron los autores de los goles en el Bernabéu. SUR

El primer 'Cazorlazo' en el Bernabéu

El malaguismo aún recuerda el empate a dos en la visita al Madrid en 1971 en una gran actuación y con un golazo de Conejo en los últimos instantes

Domingo, 19 de abril 2020, 03:44

¿Quién no recuerda el 'Cazorlazo'? Fue, sin duda, el mejor recuerdo que dejó un futbolista prodigioso que sólo pudo estar un año en el Málaga y que hubo de ser traspasado a toda prisa después de que Abdullah Al-Thani dejara al club sin ... recursos y peligrosamente endeudado en el verano de 2012. Aquel golazo de falta del asturiano en el último suspiro dejó a Casillas derrotado y al Bernabéu enmudecido. Pero aquel 'Cazorlazo' tuvo un precedente, inolvidable para los aficionados malaguistas, el 7 de febrero de 1971. También cuando se barruntaba el final Conejo silenció Chamartín con un disparo desde 25 metros que se coló igualmente por la escuadra, que dejó el balón incrustado en el soporte metálico de la portería y que supuso el 2-2.

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El encuentro es inolvidable porque fue televisado en directo. En aquellos tiempos toda España se colocaba delante de la pequeña pantalla los domingos a las siete y media de la tarde para ver el único partido que ofrecían. «Antonio, para nosotros ya es muy importante estar ahí», relataba en ‘La historia del Málaga’ (publicada por SUR) el exárbitro internacional Antonio Jesús López Nieto que le dijo su abuelo minutos antes de sentarse en el sofá para ver juntos el choque. Efectivamente, el equipo blanquiazul no estaba acostumbrado entonces a grandes logros. Sólo una vez había encadenado dos temporadas seguidas en Primera (1949-50 y 1950-51) y estaba más que habituado a tomar el ‘ascensor’ entre las dos máximas categorías. Eso sí, nunca había existido tanta ilusión como la que despertaba aquel grupo liderado por Viberti y sus dos imprescindibles escoltas, los malagueños Migueli y Conejo.

Una docena de empates

El Málaga, demasiado proclive al empate (acabó por sumar 12 en 30 partidos), apenas había flirteado con el descenso durante la primera vuelta y llegó a la cita del Bernabéu, a nueve jornadas del final, en una relativamente cómoda décima plaza. Sólo se temía que pasara factura la falta de gol. De hecho, el máximo realizador en aquella primera campaña del ‘quinquenio de oro’ se quedó en cinco, en este caso en plural (Pons y Álvarez). Sin embargo, el equipo estaba aseado en defensa y ya rentabilizaba el fichaje del guardameta Deusto. El vasco figuró en el quinteto de fichajes realizados en verano que protagonizaron páginas importantes en aquella etapa, junto a Vilanova, Álvarez, Irles y Macías.

Aquel partido es más imborrable para muchos porque fue el televisado el domingo y narrado por Matías Prats

Al hecho de que el partido fuera televisado se sumó que la narración corrió a cargo del inolvidable Matías Prats, con tantísimos lazos profesionales y familiares con Málaga. En su transmisión se observaron diversas alusiones a la ciudad y a aquel equipo del que él también informó en su etapa como locutor aquí en Radio Nacional de España. Y entre esos detalles estaba, obviamente, el conocimiento de los jugadores visitantes. Jëno Kalmar, que fue el primer entrenador en la historia blanquiazul que encadenó un ascenso a Primera y la permanencia en la máxima categoría, optó por alinear un once sin un delantero centro claro: Deusto; Montero, Arias, Martínez, Monreal; Migueli, Viberti, Conejo; Álvarez, Aragón y Búa. Aunque luego, en el campo, Martínez se movió muchas veces como un ‘libero’ por delante de la defensa para acompañar a Migueli y Conejo y, de paso, para que Viberti jugara más adelantado. Se trataba de explotar las incursiones por las bandas de los extremos, Álvarez y Búa; de buscar superioridad numérica en ambos flancos con los apoyos de Aragón o Viberti, y de sorprender con más hombres llegados desde la segunda línea.

Aquel plan del inolvidable Kalmar (verdugo con el Granada en la promoción de 1966) salió a la perfección. El Madrid pareció dejar sentenciado el partido muy pronto, con los goles de Martínez en propia puerta y de Pirri de penalti (en los minutos 10 y 17), pero el Málaga no se descabalgó del partido. Migueli, en el 24, apareció entre una maraña de jugadores y mandó de cabeza la pelota a la red.

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Sin cambios

El equipo blanquiazul plantó cara y soñó en la segunda parte con el empate ante aquel rival con los Sanchís, De Felipe, Zoco, Pirri, Amancio y dos que fueron ídolos del malaguismo, Velázquez y Fleitas. Hasta que al filo del minuto 90 Conejo avanzó con el balón desde la medular y se sacó un trallazo desde 25 metros que se clavó en la escuadra. La fe tuvo mucho que ver en aquel gol, en aquel empate, en aquella gesta. Tanto como la que mostró en sus hombres el entrenador húngaro, que ni siquiera introdujo cambios pese a que Miguel Muñoz sí refrescó a los blancos con la entrada de Marañón y Zunzunegui. Casi sin tiempo para que se produjera la reacción local, el árbitro valenciano Cardós Sanchís decretó el final entre los abrazos de los malaguistas y la emoción de todos aquellos aficionados que habían estado casi dos horas pegados al televisor.

Kalmar optó por un once sin delantero centro y que buscó la superioridad en las bandas y el factor sorpresa con los medios

Aquel fue el primer ‘Cazorlazo’. Si el disparo del asturiano fue un modelo de precisión en un libre directo, el protagonizado por Conejo tuvo tanta potencia como convicción. Treinta y un años después el malaguismo volvió a vibrar con un empate in extremis en el Bernabéu (en este caso 1-1). Y también un árbitro valenciano, Ayza Gámez, pitó el final segundos después. Pero aquel de 1971 fue un recuerdo imborrable para muchos.

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