'No va más' para el Málaga

Porque Pellicer busca el tercer milagro. Vuelve a tomar las riendas en enero, como en 2020(entonces debutó el día 14) para buscar el más difícil todavía. Le tocó apechugar entonces con la situación más delicada del Málaga Club de Fútbol, con una extrema limitación de fichas profesionales que obligaba a un análisis pormenorizado de todos los futbolistas disponibles para sortear la alineación indebida. Primero lidió con una herencia envenenada; después, con un grupo de retales.

Ahora, 640 días después de su adiós, se pone a los mandos de un equipo que es como los monoplazas de Fernando Alonso: altas expectativas, pero siempre acaba por fallar alguna pieza, cuando no el sistema. De la asfixia económica a la deportiva. Lejos queda aquel 3-0 ante el conjunto de su tierra, el Castellón, que a priori daba paso a una etapa de mayor estabilidad, de ansiado crecimiento y de retos de calado que obviamente no se han cumplido. Cuatro entrenadores después, se recurre de nuevo a él en busca de un viraje tan brusco como imprescindible.

El 'regreso al futuro' de Pellicer arranca en Gijón frente a un rival tan poco convincente en su rendimiento, tan zigzagueante en sus partidos y tan proclive a los empates como el Málaga, sólo que el Sporting aparece en la mitad de la tabla simplemente gracias a que ha ganado tres partidos más. No acumula una cifra alta de triunfos (siete), pero en el caso del conjunto blanquiazul es ridícula. Por eso los rojiblancos están en tierra de nadie, despegados de la zona de descenso pero también muy lejos de los 'play-off' de ascenso.

Pese a esos nueve puestos y diez puntos de diferencia, ambos son similares en demasiados aspectos. Hasta en el hecho de que sus delanteros de gran nivel (Djurdjevic y Rubén Castro) no han cuajado como años atrás. Que el ariete balcánico, habitual verdugo de los blanquiazules, sólo haya visto puerta en un encuentro explica por qué el Sporting incluso ha marcado en menos partidos que el Málaga. Eso sí, cuenta con cinco tantos más por esa variedad de goleadores y esa llegada a la zona de remate de los centrocampistas que Pellicer pretende conseguir cuanto antes.

Claro que al ex lateral derecho malaguista se le acumulan los objetivos a corto plazo. O uno primordial, según se mire. La obligación de ganar requiere de dos premisas fundamentales: más firmeza atrás y mejor solvencia ofensiva. En realidad se trata de que el Málaga al fin sea un bloque, en defensa y en ataque. Es decir, que se comporte con las líneas juntas para replegarse y para salir, que ofrezca imagen de conjunto y que transmita mentalidad colectiva. Y en Gijón, ahora más que nunca, es crucial que se asemeje a aquel de su anterior etapa que a domicilio apenas ofrecía concesiones y que rentabilizaba sus llegadas.

Como parece su sino, a Pellicer se le agolpan los contratiempos. No puede contar en el arranque de su segunda etapa con Juande, Escassi, Genaro, Delmás, Fran Villalba y Chavarria. No sería más que una anécdota en comparación con tanto rompecabezas hace apenas dos años de no mediar una situación tan extremadamente delicada. Aunque en realidad ya no es una cuestión de número de efectivos, sino de que muchos de ellos eleven su nivel competitivo. 'No va más' para el Málaga.