El Málaga se juega media permanencia

El Málaga corona en La Rosaleda, donde mañana se cumple un año sin partidos con público por la pandemia, una semana de 'reactivación anímica'. Junto a la baja de Chavarría, la derrota ante el Mirandés (en la única ocasión del cuadro burgalés) supuso una decepción mayúscula en el grupo. Existía una clara convicción de que un triunfo en Anduva implicaba un paso casi decisivo para la permanencia e incluso la esperanza de mirar más hacia arriba que a la zona de descenso. De ahí la enorme decepción en el viaje de regreso, multiplicada si cabe por los peores presagios respecto a la lesión del jugador de más calidad del plantel.

A Sergio Pellicer y su cuerpo técnico les ha tocado afanarse estos días en esa 'reactivación anímica', pero también en analizar y ensayar otro estilo de juego. Dado que los recambios de Chavarría tienen características opuestas –no van tanto al espacio, no se prodigan tanto en las caídas en las bandas, no infunden ese respeto en la defensa rival que lleva a esta a recular cinco o diez metros–, el reto es buscar alternativas en el juego de ataque con otros movimientos de la segunda línea. Tanto los interiores (Jozabed y Luis Muñoz) como los extremos (Joaquín y Rahmani) deberán asumir otras funciones para que el equipo pueda mantener réditos a su presión arriba con recuperaciones que permitan llegar con frecuencia al área contraria y, como consecuencia, disponer de más oportunidades.

Caye Quintana, que será el ariete, ya sabe que le ha llegado la hora de la verdad. Gran parte del futuro del Málaga va a depender a partes iguales de su fiabilidad en el remate (hasta ahora muy escasa) y de su capacidad para facilitar a sus cuatro escoltas vías de llegada a la zona de peligro. Porque además, hoy más que nunca, la capacidad del Málaga para robar la pelota en la parcela contraria se antoja vital. El Sabadell destaca precisamente por su capacidad para exhibir un notorio juego interior gracias a un estilo implantado por el exmalaguista Antonio Hidalgo en el que destaca la continua creación de líneas de pase para buscar una fluida circulación de la pelota.

La clave estará en la presión, porque además el Sabadell cuenta con un sistema 'híbrido', aparentemente con tres centrales y que en ataque pasa a ser sólo de dos para acumular piezas en el centro del campo. Sólo la falta de gol (se ha quedado 11 veces sin marcar y únicamente en cinco encuentros logró más de un tanto) lo priva de estar más arriba. Como le suele suceder al Málaga, juega más cómodo a domicilio. De hecho, en sus seis últimas salidas ha sumado tres victorias y dos empates por una sola derrota, en el campo del todopoderoso Espanyol, por 1-0 y tras una notable actuación.

El Málaga se aferra a las buenas sensaciones de los dos últimos encuentros y al recuerdo del trabajo bien hecho hace dos semanas frente al Rayo. Pero además los jugadores son conscientes de que un triunfo esta tarde implicaría media permanencia. Probablemente esta temporada ni siquiera sea necesario llegar a los 50 puntos, así que, en caso de superar al Sabadell, un rival quedaría muy alejado y ya sólo quedaría encarar sin apuros el esprint del último tercio de Liga para cumplir el objetivo. Hoy no se puede fallar.