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Quince meses, una semana y un día después. La condena del Málaga de disputar un partido de Liga en La Rosaleda sin público (526 días) ha concluido. Con escasa presencia en las gradas –fruto de las restricciones derivadas de la pandemia–, se estrena a las ... 20 horas (en directo por Vamos) en una temporada con aroma de nuevo ciclo: con entrenador nuevo, ya sin tanto temor al desplome del propio equipo y hasta del club, e incluso con una ilusión renovada después de dos veranos excesivamente convulsos. Llega la hora de la verdad para este proyecto encabezado por el técnico asturiano José Alberto López en el que la columna vertebral de la plantilla tiene de momento (a falta de dos fichajes para la zona de ataque) más peso que los fichajes y en el que la cantera está llamada de nuevo a tener notable protagonismo. Enfrente, precisamente el conjunto en el que dejó su sello el ovetense en el ejercicio anterior, un Mirandés de nuevo obligado a la reconversión, con muchas caras nuevas, incluido el preparador extremeño Lolo Escobar.
El Málaga afronta la Liga con la obligación de subir un escalón, de pensar en metas mayores que la simple permanencia, de soñar de verdad con utilizar el ascensor de antaño para subir a la planta superior. Eternizarse en Segunda es un serio obstáculo cara al futuro, al ansiado retorno a la élite. Cada año que pasa (y ya van cuatro) cede terreno y se eleva el riesgo de verse en una clara inferioridad respecto a rivales ya asentados en Primera en el capítulo de los derechos televisivos. Ahí está el sencillo ejemplo del ingreso garantizado, en torno a 40 millones, tras el acuerdo de LaLiga con un fondo inversor para lo que en toda regla debe calificarse de 'nuevo plan de saneamiento'. De no haber competido entre los mejores en cuatro de los siete últimos años la cifra se habría reducido considerablemente.
Pero el Málaga no puede vivir del pasado, sino del presente. No puede seguir con el recuerdo de Van Nistelrooy, Cazorla, Joaquín, Baptista o el duende Isco. Ahora los mimbres son otros, mucho más modestos, y además el dato negativo no puede ser más demoledor: desde su primer ascenso a Primera, en 1949. sólo había estado una vez más de tres temporadas seguidas fuera de la élite. Sucedió entre los ejercicios 1955-56 y 61-62, incluido un año en Tercera (en la 59-60, cuando incluso llegó a coincidir con su filial, el Atlético Malagueño).
Con más o menos público (que eso ya se verá conforme pasen las semanas) y con más o menos efectivos (porque por delante quedan dos semanas y tres partidos del campeonato antes del cierre del mercado), el Málaga no puede pensar esta vez que afronta en agosto una 'minipretemporada', como sucedió el año pasado. A diferencia de entonces, no existe la sombra de un ERE a la plantilla, los recursos económicos dejan más margen de maniobra y, en lo que respecta al capítulo meramente deportivo, José Alberto cuenta con una base de plantilla con cierto empaque. Es cierto que hay que adaptarse a los mecanismos de juego con el nuevo entrenador (como se comprobó ante el Tenerife de Ramis, que se mostró más compacto, en la presentación en Martiricos) y que en ataque faltan piezas, pero desde luego la llegada del ovetense no supone una revolución en los conceptos implantados por Sergio Pellicer y además la estructura defensiva, tan valiosa en esta categoría, apenas sufre variaciones (sólo en el lateral izquierdo y, si el técnico así lo prefiere, la entrada de Peybernes en el eje de la zaga por Lombán o Juande).
El Málaga de José Alberto no va a diferir mucho del Málaga de Pellicer, porque dos serán las premisas básicas: presión alta e intensidad. Queda conocer la disposición táctica, aunque con la presencia de Escassi (ausente contra el Tenerife) y la baja de Jozabed se antoja que Ismael Gutiérrez o Luis Muñoz fortalecerán la neutralización de la salida de la pelota de la cobertura visitante. En este sentido, el malagueño estuvo más solvente que el recién llegado. También queda resolver la incógnita del trío de ataque. Paulino brilló en la segunda parte en la presentación en La Rosaleda, Jairo aporta experiencia y Brandon, a falta de más efectivos arriba, puede ser el ariete. Aun así, conviene no obviar alguna combinación, como Brandon en la izquierda y Loren arriba, o la presencia de Haitam o Roberto.
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