El primer gol del Málaga en su victoria por 2-1 contra el Gimnástic de Tarragona en La Rosaleda está siendo de lo más comentado en la resaca del encuentro. El equipo grana intentó emplear una jugarreta para ralentizar el ritmo del partido y lo ... acabó pagando caro. Ocurrió en el tiempo añadido de la primera parte. El equipo malaguista estaba volcado en el campo rival buscando adelantarse en el marcador antes del descanso y el conjunto grana intentaba parar la avalancha de cualquier forma.
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Llegó entonces un córner a favor del Málaga y mientras Manu Molina se dirigía a lanzarlo, el delantero del Gimnástic, Alan Godoy, se fue a por un balón que estaba sobre la línea de fondo (en otro vídeo se ve como su compañero Martínez lo pone ahí cuando ya estaba fuera después de su despeje), a medio camino entre la portería y el banderín de la esquina, y que no interfería en el juego. El atacante cogió el esférico con las manos y lo metió definitivamente dentro del campo buscando que el árbitro impidiese el saque del Málaga, pero el colegiado no le prestó atención y dio validez al centro rápido de Manu Molina que remató sin oposición Roberto con un magnífico desmarque al primera palo y un certero cabezazo.
Los jugadores del Gimnástic protestaron la acción, aunque ya sabían que se habían pasado de listos. El propio entrenador del club catalán, Daniel Vidal, reconoció el error de su futbolista después del choque en sala de prensa, aunque lo dijo a su manera y metiendo presión a los árbitros. «Lo de los dos balones dentro del campo es algo difícil, porque ya los jugadores no saben lo que tiene que hacer con este tipo de situaciones y Alan lo hace mal, porque debería de sacarlo y volver a su sitio, pero la lluvia de balones no ha sido algo normal», declaró Vidal. Aunque hay un vídeo que desmiente la versión del técnico y fue un jugador del Gimnásticc (Martínez) el que provoca que haya dos balones en el campo y no los aficionados.
Entre el malaguismo la conclusión es que en esa jugada del 1-0 se hizo justicia de alguna manera porque desde el primer minuto el Gimnástic compareció en La Rosaleda con pocas ganas de jugar al fútbol y la intención de que pasasen los minutos sin que ocurriese nada. Cabe recordar que un empate en el resultado global de la eliminatoria le daría el ascenso al equipo de Tarragona por haber quedado mejor clasificado en la competición regular. De ahí que de forma descarada empezasen a perder tiempo desde el principio, lo que desquició a los blanquiazules.
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Estas malas artes del Gimnástic en la ida son también un adelanto de lo que le espera al Málaga en Tarragona el próximo sábado (21.00 horas). El ambiente será muy hostil en el Nou Estadi, donde en la anterior ronda algunos aficionados locales lanzaron piedras contra el autobús del Ceuta a su llegada al estadio. Y durante a noche anterior también acudieron al hotel de concentración del club caballa para interrumpir su descanso. Una encerrona en toda regla. Así que el Málaga, además de su preparación deportiva, también se está organizando para conseguir la máxima seguridad en su viaje y no entrar al trapo de las provocaciones del rival.
Volviendo al partido en La Rosaleda, también hubo otras acciones polémicas. El Gimnástic protestó el penalti señalado sobre Galilea, que convirtió en gol Roberto. «Todas las acciones polémicas han sido en contra de nuestro equipo. Solo pido un criterio igualitario para los dos equipos. Si tienes un criterio algo diferente, pues hace también que te alteres un poco», expresó Daniel Vidal, el entrenador del Gimnástic, que claramente mandó un mensaje de presión sobre el estamento arbitral de cara a la vuelta.
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Pero por su parte, el Málaga también cree que hubo otro penalti no pitado sobre Roberto en la primera parte. Cuando el delantero cordobés estuvo a punto de ponerse mano a mano contra el portero y fue derribado por un rival. «El defensa cae y me hace caer. Creo que es penalti, pero aún así no han pitado nada. Luego el penalti sobre Einar Galilea sí creo que es muy claro», dijo Roberto, quien jugó condicionado por estar apercibido de sanción. Si veía una amarilla se perdía la final, pero logró evitar este extremo con mucha habilidad. «Sabían lo de la amarilla y me han buscado lo máximo posible, pero hemos salido bien», dijo.
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