Pellicer, ante el reto de mantener el buen ambiente tras el ERE a casi toda la plantilla

A Pellicer no le faltan argumentos para publicar un manual sobre la gestión de vestuarios en tiempos de crisis. De forma paralela a su rol de entrenador, con el que logró dotar de estilo al equipo y llevarlo hasta la salvación, se ha convertido en una especie de resistencia a prueba de descargas eléctricas. Material aislante y conductor para la constante corriente de asuntos extradeportivos que amenazan la estabilidad del equipo.

El último gran reto del entrenador del Málaga es preparar a un grupo de jugadores que no saben aún qué será de ellos. El más difícil todavía. Pellicer quiso coger el toro por los cuernos desde el minuto uno. En el día después del 'lunes negro' en La Rosaleda con el anuncio de un ERE para casi toda la primera plantilla, reunió a su alrededor a los jugadores afectados por este procedimiento de despido colectivo antes de arrancar una nueva semana de entrenamientos.

Fue una charla de algo más de veinte minutos que recogió el redactor gráfico de SUR Ñito Salas. Imágenes insólitas y curiosas. Desde los gestos de Pellicer a las miradas entre los futbolistas afectados (estuvieron Adrián, Rolón, Lombán, Renato, Cifu, Juanpi, Munir, Luis Hernández y Juan Carlos, mientras que Dani Pacheco y Boulahruod no asistieron al tener otro plan de trabajo), pasando por las 'conversaciones de ascensor' entre el resto de los jugadores, que esperaron en el césped el retraso del cominezo de la sesión.

El ERE se lanzó el lunes, pero al día siguiente los que recibieron la noticia de su posible despido tuvieron la obligación de ir a trabajar y entrenarse (estarán para los siguientes amistosos y este jueves se concentrarán en el 'stage' planificado en Alhaurín El Grande). Y así hasta que se vayan llegando a acuerdos para salir o incluso para seguir en el equipo. Por eso, era necesario un cónclave en el que comentar la situación cara a cara y pactar la forma con la que esta delicada coyuntura afecte lo menos posible a la preparación, al menos física, de la plantilla mientras todo se resuelva. Y la realidad es que el entrenamiento siguió su curso tal y como lo preparó el cuerpo técnico.

A pesar de ser una situación traumática que dinamita el ambiente de trabajo en cualquier empresa, el impacto en el vestuario no impidió que el clima, a pesar de la tristeza, fuera sana. Que entre los afectados por el ERE se encuentre casi toda la plantilla profesional, el núcleo duro del grupo en los últimos años, también influye. Como una especie de democratización de los problemas laborales. También que entre el resto de efectivos se encuentran los jóvenes de cantera, ya parte fundamental de los entrenamientos. «Ahora buscamos sobre todo evaluar a nivel individual porque a nivel colectivo nos va a costar mucho en cuanto al concepto de equipo», explicó Pellicer tras el partido ante el Valladolid el pasado domingo.