Tras la alegría, la tristeza

Ni el que seguramente haya sido el mejor partido que ha realizado en su vida Samu Pérez, ni la extraña forma de arbitrar del colegiado, ... ni la buena defensa del equipo visitante, ni la mala fortuna... Nada puede justificar lo que fue un grave tropiezo, grosero si me apuran, del Málaga que no pudo derrotar al equipo más modesto de la categoría, el Sanluqueño, que acabó el partido jugando con un directivo y con uno menos por doble tarjeta amarilla. Cinco puntos perdidos ante el Alcoyano y el Sanluqueño es un pésimo bagaje para un equipo con la categoría, el presupuesto y el potencial que se le suponen al Málaga CF, que tras la gran alegría que le dio a su afición hace una semana en Murcia, ahora la sume en la tristeza. El empate a cero es un chasco que nadie se esperaba, pero el Málaga tiene un gran defecto aparte la gestión de quienes lo dirigen: su irregularidad. Una irregularidad pasmosa que se va a convertir, ya lo verán, en el mejor aliado de sus rivales directos, de los equipos que luchan por subir al fútbol profesional español. La facilidad goleadora de Murcia se quedó allí y no volvió a La Rosaleda. Ya podíamos habernos guardado algún gol, desde luego, pero no fue así. Pólvora mojada y un portero rival, ya lo hemos dicho, que hizo el partido soñado por todo guardameta. Samu Pérez estuvo sublime, lo mismo que los delanteros malagueños estuvieron muy desacertados, porque tampoco generaron tantas ocasiones como se podía prever por el diferencial entre los potenciales de cada equipo. En fin, que no hay dicha que cien años dure, pero en este caso, apenas fue una semana. Lo de Murcia no fue un espejismo, o al menos eso queremos creer, pero tampoco se pueden permitir estos fallos: Alcoyano, Sanluqueño... Muchos tropiezos de los que no tienen retorno. Y otro aviso: necesitamos fichajes, y buenos fichajes, este invierno; si no, ya lo saben: nos quedaremos hundidos en la mediocridad, y Málaga no se merece ese pago del Málaga CF.