¿Y si pedimos jugar siempre fuera?

La Rosaleda sin público es una rémora para el Málaga, que lleva semanas sin conseguir una victoria liguera. Ante el Oviedo, en el 'segundo partido', el equipo de Pellicer no pudo pasar del empate y acabó pidiendo el tiempo tras afrontar los últimos minutos con ... uno menos por expulsión de Escassi. Y eso que la cosa comenzó bien, con un Yanis Rahmani que sigue demostrando su calidad con un golazo a los 13 minutos. Ese tempranero tanto y el juego local nos las hizo prometer felices, pero conforme pasaban los minutos los asturianos se estiraron y comenzaron a inquietar a un magnífico Dani Barrio. Así y todo, al descanso se llegó con ventaja, pero con claros síntomas de los graves desequilibrios del equipo, que no tiene laterales, aparte el gran debe de la baja forma de Caye Quintana, que está perdido ahora mismo para la causa, pero a jugadores como él hay que mantenerlos siempre en un equipo, porque algún día, esperemos que sea pronto, tiene que llegar su resurrección. Lo de los laterales, pese al interés de los canteranos, es un problema gordo. En el aspecto defensivo se cumple, sólo eso, pero a la hora del desdoblamiento, del ataque, de los centros, los rivales del Málaga son los más felices del mundo con la aportación de los mismos. Ismael y Cristo son jóvenes y tienen mucho que aprender, pero esta categoría es muy perra, y hace falta más que buena voluntad y ganas. Total, que entre unos y otros, el segundo tiempo fue de los astures, que hicieron varias ocasiones de gol malogradas, porque tampoco son nada del otro mundo, aunque por estos lares seríamos felices con un pelotero como Nahuet.