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Instante del golpeo de Pita en la falta que acaba en gol y empató el partido en el minuto 102. SALVADOR SALAS
Un partido lleno de distracciones
Contracrónica

Un partido lleno de distracciones

Fueron 102 minutos de fe, alegría, desengaño, incredulidad, decepción y fastidio, en ese orden

Sábado, 21 de diciembre 2019, 22:09

Fue un puzle de muchas piezas diferentes el empate entre Málaga y Lugo. Aunque la imagen final (una vez unido todo) fue de otra decepción más para la hemeroteca de este 2019 fatídico, lo cierto es que el último encuentro del año tuvo muchos y diferentes puntos de acción.

Empezó fuerte el choque. A los 13 segundos, el malaguista Renato pareció no creerse que estaba solo ante el portero y falló lo que podía haber sido un 1-0 fácil. Pero ese adjetivo no va con este Málaga, aunque el Lugo le dio múltiples ocasiones para cerrar el partido y abrir el turrón. Sí aprovechó esto Sadiku, que de nuevo hizo un partido notable y ya suma 7 goles. Salió ovacionado cuando aún el Málaga ganaba con su tanto. Un gol de fe, metiendo la puntera en la trayectoria de un centro al primer palo, que se encontró con el fallo del portero rival.

Pasaba el primer cuarto de hora y la cosa pintaba bien. Pero entre los más veteranos de La Rosaleda empezaron a avisar del tufo que se aproximaba. Y es que después de dominar la primera parte el Málaga dejó vivo a un Lugo con muchos defectos. El Málaga no aprovechó sus mejores minutos, cuando Dani Pacheco se mostró más determinante que nunca en la media punta, siendo eje vertebral, filtrando balones y combinando bien con Keidi (estuvo sobre todo muy acertado en la presión) y Adrián (que también andaba tocado y acabó exhausto). Pero el pizarreño estaba en reserva, llegaba de una pequeña lesión muscular, y en la segunda parte se quedó sin combustible.

Entonces su protagonismo dio paso al de Antoñín, que durante la primera parte estuvo muy incómodo. Fueron quizás sus minutos más duros en el primer equipo. Víctor decidió dejar a Juan Carlos en el banquillo y ordenar un ataque con el canterano partiendo desde el extremo izquierdo, quedando un poco incomunicado del resto (Sadiku en punta, Renato por la derecha y Dani Pacheco de segundo punta).

Antoñín, incómodo

A Antoñín no se le vio tan cómodo como cuando lo hace por la derecha, su zona preferida. Estuvo impreciso en la presión y tuvo muchos problemas para desplegar su potencial, que es principalmente el regate uno contra uno. Perdió profundidad en la izquierda, ya que se veía obligado a recortar hacia adentro. Pero, como siempre derrochó ganas e intención, por lo que su mala primera parte no iba a amedrentarlo. En la segunda se lo tomó mucho más en serio y fue una pesadilla para el lateral diestro del Lugo, Leuko.

En dos minutos le sacó una amarilla, una falta peligrosa y otro regate por la derecha que el árbitro ya no pitó, pero también era falta. El entrenador lo dejó luego como referencia en ataque tras sacar a Sadiku y meter a Juan Carlos, para, según explicó el propio Víctor, evitar una expulsión del albanés, que había visto amarilla cinco minutos antes. También defendió el técnico sus movimientos introduciendo a Benkhemassa y Boulahroud.

Un 'linier' salió lesionado en camilla mientras un niño saltó al campo y se hizo una foto con Munir

Pero la realidad es que su presencia bajó considerablemente el nivel del equipo, sometido a los vaivenes del encuentro y sin el control que sí tuvo en la primera parte. Y eso que cuando peor estaba el Málaga, el juego se paró para registrar una de las curiosidades de la jornada y candidatas a toda la temporada. Sin darse cuenta, el central del Lugo Djalo aterrizó sobre la tibia del 'linier' Pescador Hernández, y acabó con este en camilla y rumbo al Hospital Regional.

Finalmente no fue mucho más que un duro golpe en la tibia. Fueron siete minutos de balón detenido, que sirvieron para que La Rosaleda retumbase contra Al-Thani, el presidente desaparecido, y un niño saltara al campo para acabar haciéndose un 'sefie' con el portero Munir. No sirvió en cambio para que Víctor y los suyos se conjuraran para no perder ninguno de los puntos que ya tenían en la talega. Así fue la enésima decepción. Y resignación. El Lugo se fue con un punto y la incógnita de si seguirá su entrenador. ¿El Málaga? Un páramo.

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