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Las cuentas no son más que eso, cuentas. Parece una perogrullada, pero se ha cumplido a rajatabla durante toda la temporada del Málaga. Primero, hasta hace tres o cuatro semanas, por la propia ineficacia del conjunto blanquiazul (que facilitó el despegue de los rivales que ... aparecían sucesivamente en el primer plano de la escena), y después, durante este mes de abril (por los escasos fallos de esos adversarios, que han minimizado la serie de tres victorias consecutivas de los pupilos de Sergio Pellicer). Aun así, el malaguismo (término que engloba a dirigentes, técnicos, futbolistas, aficionados e incluso medios de comunicación) se aferra por enésima vez a la ilusión; es decir, a un triunfo propio y a uno o dos tropiezos ajenos. Por eso, este fin de semana el Málaga disputa un partido de 74 horas.
Del Racing al Villarreal B, del partido de esta noche en El Sardinero (a las nueve de la noche) al fijado para última hora del lunes en Burgos. Los horarios de los rivales del Málaga por la permanencia están muy repartidos, pero ni hace falta recalcar que cualquier opción pasa obligatoriamente por el triunfo del equipo blanquiazul el lunes a partir de las 18.30 horas en La Rosaleda ante el Huesca. Porque a estas alturas algo queda muy claro: no existe margen de error. En el seno del club no faltan los que creen que bastará con cuatro victorias en las cinco últimas jornadas (esto es, alcanzar los 51 puntos), aunque al mismo tiempo otros inciden en que ni siquiera así está garantizada la permanencia porque el 'goal average' puede ser un obstáculo definitivo e insalvable.
En vísperas de un fin de semana asfixiante e incierto, conviven dos tesis que a priori pudieran parecer opuestas: el Málaga debe asumir que la afronta con un primer objetivo, subsistir –porque los dos rivales más cercanos, Racing y Sporting, afrontan en casa compromisos teóricamente fáciles (el primero, ante el casi desahuciado Ibiza, y el segundo, contra el ya descendido Lugo), pero al mismo tiempo se da por seguro que en caso de triunfo en Martiricos contra el Huesca no habrá pleno de victorias por parte de los rivales. «No todos van a ganar», insisten.
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El panorama parece estar más o menos despejado con sólo quince puntos por jugarse. Los tropiezos del Málaga en el primer trimestre –añadidos al pobre bagaje de la primera vuelta– descartan en principio a aquellos equipos que figuran a ocho puntos o más. La única excepción podría surgir precisamente en caso de triunfo contra el Huesca porque este quedaría a cinco puntos, pero se hace necesario recordar que, salvo victoria blanquiazul por más de un gol, en caso de desempate habría que recurrir a la diferencia de goles, de momento muy favorable al cuadro de El Alcoraz (+1 por -6 del Málaga).
Entonces, y si se da por hecha la improbabilidad de que pinchen Racing y Sporting, ¿cuáles serían los rivales a batir? Leganés y Villarreal B. Situados decimoquinto y decimosexto, están en la actualidad a siete puntos y, lo más importante, esa es una ventaja real porque el Málaga cuenta con el 'goal average' particular ganado en ambos casos. Frente al cuadro 'pepinero', tras aquel 2-0 en La Rosaleda –quién podría imaginar que aquella acción de Chavarría en el minuto 98 pueda tener tanta trascendencia en el desenlace de la pugna por la permanencia–, y contra el filial amarillo, gracias a la victoria a domicilio por 1-2.
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Esta opción (que el Málaga gane y uno de ellos o los dos no lo hagan) es la que más se maneja en el club. El Leganés visita al Tenerife mañana sábado a las nueve de la noche. Existe el riesgo de conformismo del cuadro isleño, máxime tras el anuncio del adiós de su técnico, Luis Miguel Ramis, y cuando un empate le puede hasta valer para tener la permanencia a un solo paso. Conviene recordar el calendario del Leganés: recibe al Huesca, visita al Burgos, recibe al Andorra y cierra la Liga en Granada
Se confía más en un descalabro del Villarreal B. Después de visitar al Burgos el lunes y de recibir al Sporting (otro que se juega las habichuelas), se las verá con dos aspirantes al ascenso, Las Palmas y Levante –dentro de lo poco fiables que son de un tiempo a esta parte los equipos de la zona alta–, y concluirá el campeonato en Andorra, precisamente ya sin nada en juego. Ese parece el rival a batir... siempre que el Málaga no falle ante el Huesca.
Cualquier esperanza pasa por un triunfo el lunes por la tarde en La Rosaleda, pero resulta imposible no mirar de reojo las actuaciones de los rivales. Desde esta misma noche, en el Racing-Ibiza, hasta el lunes, a sólo una hora de que expire el día, en el Burgos-Villarreal B. El partido del Málaga dura esta vez 74 horas.
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