Partido complicado de dirigir. Mucho era lo que se jugaban ambos equipos y que quedó suficientemente demostrado una vez comenzó el encuentro, confirmándose sobradamente la tensión en los contendientes. De ahí que desde el principio Gorostegui no permitiera incidencia alguna. Pese a esto, sí que provocó excesivas interrupciones, consecuencia de lo mismo: la intensidad con la que se desenvolvían unos y otros. Se esforzó en pedir calma y serenidad a los profesionales cada vez que el ritmo se lo posibilitó y que, aunque no lo lograra, lo reiteraba una vez tras otra.

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Lo positivo

El control del partido fue su mejor parcela. Comenzó excesivamente exigente no permitiendo que este se condujera por cauces nada recomendables, muy cerca de las acciones de disputa de balón, lo que le llevó a no cometer errores de gravedad. Las tarjetas las utilizó ante la necesidad de controlar el juego, aunque algunas pudo evitarlas y otras, en cambio, debió mostrarlas. Todo ello se justifica por la dificultad del encuentro. Sin embargo, a medida que el partido avanzaba, la permisividad fue otra, y la exigencia, menor.

Lo negativo

Los asistentes (fundamentalmente el 1, Porras Rico) no le ayudaron en exceso. Más bien, le complicaron en alguna fase con indicaciones en faltas que no fueron, así como en saques de esquina. Muy mal. Le faltó amonestar al local José Mari cuando en el inicio de la jugada que acabó en el gol malaguista derribó de forma grosera a Keidi. La ventaja posibilitó la continuidad de la acción, pero eso no le exime de la obligación de mostrar la amarilla. Debió mostrar la segunda amonestación a Keidi cuando zancadilleó a Correa evitando un claro contragolpe local.

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