El menor de los males, sin duda

La verdad es que el experimento no pudo comenzar mejor, porque aunque hubo suspense VAR, una gran jugada acabó con el 1-0 logrado por Jozabed. Las cosas no podían empezar mejor, sobre todo porque los malaguistas parecían cómodos, pero... Pues que el fútbol es una caja de sorpresas y por eso es tan maravilloso: como por arte de magia los castellanos comenzaron a asediar la meta de Soriano, quien a la postre sería con diferencia el mejor de los locales pese a que quedó muy vendido en no pocas ocasiones. El juego del Mirandés era brillante, pero no tuvo premio hasta que el extremo Jirka, que trajo en jaque a la zaga blanquiazul, consiguió batir a Soriano tras una gran combinación en el segundo tiempo. Los visitantes, no contentos, mantuvieron su nivel, y Pellicer reaccionó con cambios a pares, pero la cosa no estaba fácil. Los del Ebro mantuvieron el nivel, crecidos por las muchas facilidades que habían recibido, y el Málaga era incapaz de generar peligro, la prueba es que las grandes ocasiones de gol fueron siempre en su área.

Al final, el empate fue un mal menor, porque la verdad es que el Mirandés tuvo entidad y lo hizo muy bien, pero este Málaga es aguerrido y aunque no tenga su noche mantiene un espíritu de lucha encomiable. Lástima que se haya perdido una ocasión para seguir ilusionando a los aficionados, que la pelota es una de las pocas cosas que nos puede hacer sonreír en estos malditos tiempos...