Pablo Guede celebra un gol al Beasain, balón en mano, en la fase de ascenso a Segunda del equipo, en la temporada 1997-98. SUR

Guede, una historia de amor con el Málaga

Después de reiterar en declaraciones recientes su deseo de dirigir al equipo, vuelve tras un largo periplo en Sudamérica al club que le catapultó en su carrera de futbolista

Sábado, 2 de abril 2022, 18:46

La historia de amor entre Pablo Guede (Buenos Aires, 1974) y el Málaga escribe un nuevo capítulo. El argentino, que vivió sus días más felices de jugador en el cuadro de La Rosaleda (entre 1998 y 2000), con dos ascensos seguidos, desde Segunda B a ... Primera, llega ahora para tratar de sacar las castañas del fuego, pero de otra manera. Ahora sin sus goles. Tendrá que ayudar a marcarlos y, sobre todo, mentalizar a un vestuario inseguro e inmaduro, de capa caída en los últimos meses, para que amortice su colchón de puntos sobre la zona de descenso de aquí al final de la temporada.

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"No veo a un equipo muerto. Las cosas no salen pero veo cómo corren los chicos", declaró en una entrevista reciente (a 'Málaga Hoy'), porque en los últimos años ha sido habitual que Guede opinara periódicamente de la situación del equipo. "Veo los partidos cuando puedo y los descargo si no los veo en vivo", ha reconocido también, y considerado "excepcional" la labor del director deportivo que le va a contratar, Manolo Gaspar. "Estar a seis puntos del descenso no es para alertarse" y "con 45 puntos (ocho más que ahora, a falta de ocho jornadas) creo que te salvas", fueron otras de sus perlas, las más recientes.

"Entrenar al Málaga es un sueño que tengo y lo lograré en algún momento, pero se tienen que dar los momentos, del club y mío. Uno el amor que le tiene al Málaga es incondicional. Me lo dio todo", ha repetido con unas u otras palabras muchas veces. Y ahora ha llegado la oportunidad.

Guede llegó a Málaga por la puerta de atrás. Fue cedido por el Xerez, entonces en Segunda, que le había fichado tras una polémica laboral importante sufrida por el futbolista en su país, una huelga de jugadores que requirió incluso la intervención del presidente Carlos Menem, cuando pertenecía al Deportivo Español. Y en Martiricos tardó meses en mostrar su nivel. Llegó físicamente lejos de lo exigido y trabajó a las órdenes de Antonio Tapia con un plan especial para alcanzar su cénit en una histórica fase de ascenso (ante los recordados Talavera, Terrassa y Beasain), con ocho dianas en seis partidos.

También comenzó a buen nivel la campaña siguiente en Segunda, pero tras el ascenso a Primera, ya oscurecido por Catanha, no contó en el proyecto deportivo y se fue al Elche, Antes de retirarse militó también en el Ejido (coincidió de nuevo con Tapia), Motril, Jaén, Melilla y Juval. En este humilde club de fútbol base local comenzó a dirigir, a los juveniles, antes de recalar en El Palo, en Tercera, equipo que dejó meses antes de su recordado ascenso a Segunda B (el reto lo continuó Daniel Pérez) para volver a Argentina.

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Guede, en cuclillas en el banquillo, en su etapa al frente de El Palo (temporada 2012-13). JUAN MARTÍN

Guede lleva ocho años entrenando sin parar casi, salvo a su marcha del Al-Ahli árabe, con una estancia de tres meses en Málaga. "Mi vida se está yendo a Europa, mis hijos se fueron para allá", ha llegado a reconocer. Y también que "llegó un momento en mi carrera que más allá del dinero debo ser feliz con lo que hago".

Como sucediera en su llegada al Xerez, sin cartel alguno, Guede se construyo un prestigió en Sudamérica casi de la nada. Comenzó en el Nueva Chicago, uno de los dos únicos equipos argentinos cuyos colores defendió de jugador. Comenzó en el equipo de Cuarta División del club, pasó a ser coordinador y en noviembre de 2013, entrenador. Lo hizo campeón de la B Metropolitana y el ascenso al Nacional B. De ahí el salto al Palestino, un club de la clase baja en la máxima categoría en Chile, pero llamó la atención con un fútbol muy atractivo, una plantilla muy joven, poco presupuesto y la clasificación del club para la Copa Libertadores después de 36 años.

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De ahí su salto a un histórico ya en Sudamérica y Argentina, el San Lorenzo de Almagro, para sustituir nada menos que a Edgardo Bauza, ganador de la única Libertadores de este club. Allí sufrió ciertas discrepancias con los dirigentes y estuvo sólo medio curso, ganando la Supercopa. Los problemas de convivencia con algún jugador asomaron sobre todo después, en el Colo Colo (2016-18), otro grande, de vuelta a Chile. Chocó con exjugadores de la Liga española como el meta Justo Villar o Mark González. Allí dirigió 74 partidos (39 triunfos, 16 empates y 19 derrotas), con una Copa, dos Supercopas, y un Torneo de Transición, aunque no le fue bien en competiciones internacionales.

Guede, en su presentación como entrenador del San Lorenzo de Almagro en 2015. SUR

El periplo final de Guede antes de volver al Málaga se ha dividido entre el Al-Ahli (2018-19) y México, donde ha estado al frente de tres equipos: el Monarcas Morelia (2019-20), al que dejó sin renovar y tras cambiar de sede el equipo; el Club Tijuana (2020-21) y el Necaxa (2021-22), aunque aquí sólo estuvo nueve partidos en el banquillo.

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Su carrera de entrenador ha mostrado un gusto claro por el 4-4-2. Siempre le ha gustado el fútbol de toque, en la medida de las posibilidades, y concede gran relevancia a la presión, desde arriba. "Los segundos más importantes en el partido son los cinco que transcurren cuando su equipo pierde la pelota", ha dicho. "Yo muero con la presión. La intensidad es el fútbol”, recalca. Otros mensajes que traslucen su filosofía son "lo grupal está por encima de lo individual" o "el fútbol es de los futbolistas".

El anuncio de la llegada de Guede al Necaxa mexicano hace unos meses. SUR
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