Virgencita, virgencita...

La situación me recuerda a aquella convulsa temporada del proceso concursal, cuando el Málaga tuvo que ceder a Salva al Levante por su sueldo y Muñiz afrontó la segunda vuelta, en esta categoría, sin delantero centro. No es cuestión de ventajismo. Ya apunté nada más comenzar la Liga que apostar por Brandon o Antoñín como 'nueve' era una frivolidad y luego, en enero, que era absurdo encomendarse a Sekou (dio pena verlo no llegar al centro de Víctor Gómez) o soñar con la mejor versión de Chavarría (ya avanzamos que internamente no se esperaba hasta mediados de la segunda vuelta).

Sin 'nueve' es más complicado optar a la victoria, pero también sin talento ni ambición. Porque la mayoría de los jugadores carece de la primera virtud y, en cambio, los pocos que la poseen no tienen fe. El técnico pide defender muy bien porque, gracias a los puntos obtenidos hasta finales de noviembre, quizá valga ir de empate en empate para alcanzar la salvación. Ya se sabe: virgencita, virgencita, que me quede como estoy. No gastar bien en invierno (y hacerlo en objetivos no prioritarios, suplentes en los dos últimos partidos) puede acarrear que el equipo sea el más rico del cementerio. Ojalá no suceda así, pero los de abajo están acostumbrados a morder. Aquí tengo mis dudas...