El Málaga brilló en Zaragoza y en casi todos los aspectos completó un partido extraordinario. Pero, como suele reiterar Sergio Pellicer, «no queda otra que ... trabajo y más trabajo para mejorar». Así se lo expone constantemente a los jugadores, en un mensaje que después traslada en sus comparecencias ante la prensa. El afán de mejora del entrenador castellonense, secundado por un cuerpo técnico ya acostumbrado a acumular horas de análisis, no parece tener fin. Ahora aparece otra asignatura pendiente en el horizonte: blindar mejor las bandas para evitar centros al área.
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A los pocos meses de debutar en el primer equipo –donde desplazó a Rojas en el lateral derecho en un abrir y cerrar de ojos–, el actual delegado del Málaga, Josemi, aludió a la primera consigna que le dio el inolvidable Joaquín Peíro tras decidir 'darle la camisa' (expresión utilizada por el madrileño cuando otorgaba la titularidad a un futbolista). «Tápeme usted los centros», le recalcó. Solía decir el carismático entrenador que un elevado porcentaje de los goles llegaban precisamente por no evitar los servicios desde las bandas. «A los buenos atacantes se les frena con un buen marcaje, pero sobre todo evitando que les llegue la pelota», apuntaba.
Hasta el momento el Málaga ha sabido blindarse defensivamente durante muchos minutos en los seis primeros encuentros de la Liga. Ese éxito en la contención sólo se ha visto oscurecido en momentos puntuales por la fragilidad mostrada a la hora de tapar los centros.
El pasado domingo, sin ir más lejos, el Zaragoza creó peligro especialmente en ese tipo de acciones, aunque en cierto modo puede justificarse por la necesidad del rival de recurrir a esta vía ante la falta de espacios 'por dentro'. Es evidente que el conjunto de Rubén Baraja acumuló futbolistas en las zonas interiores y que, ante la telaraña malaguista, tuvo que recurrir constantemente a los servicios desde los costados. Pero precisamente por ello eran más previsibles determinadas acciones. Conviene recordar que así llegó el gol de Adrián que ajustó el marcador, aunque también se echó en falta más vigilancia del excapitán malaguista, precisamente cuando se había incidido en esa virtud del madrileño en la preparación del encuentro.
Hasta el momento ni Ismael ni Calero, en la derecha, ni Matos ni Benítez (este, en el primer partido), en la izquierda, han conseguido dotar de seguridad al equipo en este tipo de acciones. También es cierto que a veces se han producido incorporaciones de los laterales contrarios que requerían más vigilancia de otros compañeros. O que los adversarios, como sucedió en Zaragoza, insisten una y otra vez en el juego por las bandas para conseguir una superioridad numérica de la que carecen en otras zonas cercanas al área. Pero es innegable que Calero y Matos, por ejemplo, siempre han destacado por tener más vocación atacante. Pellicer y su grupo de trabajo buscan resolver esta asignatura defensiva y entienden que también es una cuestión de todo el equipo.
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