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Sergio Cortés
Viernes, 19 de mayo 2017, 22:06
Al Málaga se le exige ganar al Real Madrid. Su plantilla y en particular su entrenador llevan soportando comentarios varias semanas sobre su papel en el último encuentro de Liga. Pero vencer a los blancos se ha convertido en la última década y media casi ... en un milagro. Más allá del nivel de las plantillas y del momento de forma por el que atraviesan ahora ambos conjuntos, no se antoja una tarea fácil a tenor de los precedentes del equipo blanquiazul desde que cuenta con la denominación de Club de Fútbol. La razón es sencilla: la enorme brecha por los derechos televisivos lastra considerablemente de un tiempo a esta parte las opciones de superar a un grande.
El Málaga Club de Fútbol ha mejorado en casi todo al desaparecido Club Deportivo Málaga. Para empezar, ha pasado de ser aquel equipo ascensor a uno totalmente consolidado en la élite que sólo ha faltado entre los mejores en dos de las últimas 18 temporadas. Pero otra cuestión es el análisis de sus encuentros frente a determinados equipos de enorme potencial. Y sobre todo frente al Real Madrid. En el siglo pasado el factor campo sí tenía más peso que en la actualidad (de ahí el escaso porcentaje de triunfos a domicilio) y tampoco se observaba una diferencia tan abismal entre los dos mejores y el resto. Es cierto que vencer en Chamartín o en el Nou Camp (que es como antes se conocía al estadio azulgrana) era casi una utopía, pero ponerlo en aprietos en casa era muy factible.
El 6-0 y también el 6-2
Por eso, quizá pueda hasta sorprender a los más jóvenes el dato de que en nueve de los veinte partidos en La Rosaleda entre el Club Deportivo Málaga y el Real Madrid se impuso el conjunto blanquiazul. Es decir, casi en la mitad de los enfrentamientos. Precisamente frente al conjunto blanco se vivió la goleada más importante en la élite aquel 6-0 de la mano de Helenio Herrera en 1953 con goles de Bazán (3), Galacho, el meta blanco Cosme (en propia puerta) y Sergio Rodríguez y también la más recordada, el 6-2 de 1983 con Antonio Benítez en el banquillo y los tantos de Martín (3), Toto, Canillas y Jose.
El rosario de triunfos ligueros en casa frente al Real Madrid arrancó pronto, en la segunda temporada del Málaga en Primera, la 50-51, con Ricardo Zamora en el banquillo y un 3-0 firmado por Manolo Jimeno (con dos goles) y Azcue. Tras el referido 6-0 llegó un 3-1 en la campaña 1954-55 con goles de Lasa y Pauet (2). Luego se produjeron hasta tres victorias por 1-0. En 1968, tras un gol de Esteve; en la Nochevieja más recordada, en 1972, con un tanto de penalti de Fito Vilanova, y en marzo de 1974, merced al acierto de Chupete Guerini. Incluso, en el ejercicio 76-77, tan aciago a todos los niveles, el equipo blanco se vio superado en Martiricos, por 2-1 y goles de Orozco y el luego jefe de los servicios médicos del club malaguista, Juan Carlos.
La gran tarde de Rodríguez
Antes de su desaparición, el Málaga volvió a encadenar sendos triunfos en casa frente al Madrid en dos temporadas consecutivas. Porque previamente a aquel inolvidable 6-2 con un equipo titular compuesto por hasta siete malagueños (Fernando, Popo, Brescia, Canillas, Recio, Juan Carlos y Jose), sólo siete meses antes, los seguidores malaguistas también vibraron con una remontada memorable que tuvo como protagonista estelar a un futbolista que precisamente faltaría por sanción a la goleada en septiembre: Rodríguez. Sus dos tantos, en los minutos 67 y 85, le sirvieron para sacarse la espina ante aquellos aficionados que incluso pitaron su entrada al campo y permitieron remontar el gol del delantero malagueño del Madrid, Pineda, al cuarto de hora de partido.
Durante demasiados años se prolongó el recuerdo del último triunfo en casa ante el Madrid (y además el más inolvidable). Con el cambio de denominación y también el desigual reparto de los derechos televisivos, el Málaga ya no tuvo tantas opciones de emular aquellas numerosas victorias. Pese a contar en ocasiones con equipos muy competitivos, a la postre la calidad de los jugadores blancos desnivelaba la balanza.
Hasta el 22 de diciembre de 2012. Esa noche de sábado el Málaga rompió el maleficio en una actuación inolvidable. Fueron premonitorios el sorteo de la Lotería de Navidad (que dejó casi 30 millones en la capital) y, sobre todo, la entrega del Golden Boy a Isco por el que Tuttosport lo reconocía como el mejor sub-21 que entonces jugaba en Europa. Fue precisamente el duende de Arroyo de la Miel quien abrió el triunfo por 3-2 con un tiro raso que sorprendió a Adán (fue la primera vez que Mourinho dejó en el banquillo a Casillas). Aquella victoria se celebró especialmente porque al técnico portugués la afición le tenía muchas ganas después de que en 2011 ningunenara al Málaga en su afán por desacreditar a Manuel Pellegrini. Santa Cruz redondeó con dos tantos la única victoria del Málaga Club de Fútbol ante el Madrid en La Rosaleda. ¿Hasta mañana?
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