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Charles cae como consecuencia del agarrón de Trigueros en la acción en la que Bikandi debió pitar penalti.
El árbitro arrebata el triunfo al Málaga ante el Villarreal (1-1)

El árbitro arrebata el triunfo al Málaga ante el Villarreal (1-1)

Dos errores clamorosos de un pésimo Bikandi Garrido impiden que el equipo de Romero sume tres puntos merecidos y necesarios

Antonio Góngora

Domingo, 12 de febrero 2017, 23:58

Con el robo de Dortmund en la memoria, el Málaga sufrió ayer un revés muy duro en el estadio de La Cerámica. Increíble, pero cierto. Debió ganar a un Villarreal al que anuló en gran parte del encuentro. Sólo el árbitro, Bikandi Garrido, pudo impedir lo que hubiera sido justo, equitativo y honesto, el triunfo visitante. El colegiado cometió dos errores clamorosos y lamentables en contra del equipo de Marcelo Romero que marcaron el devenir del partido, que ganaba por 0-1 el Málaga: no señaló un claro penalti a Charles y sí lo hizo con uno inexistente de Rosales.

Bikandi, que luego expulsó al antideportivo Soriano, fue el gran rival de un Málaga diferente, intenso, ordenado y con una clara vocación ofensiva. Sólo el árbitro pudo con el equipo blanquiazul (vestido en este caso con la equipación azul marino), que ofreció una excelente imagen en todas sus líneas pese a sufrir mucho tras hacer su gol a los 14 minutos. El Málaga volvió a reaccionar, sin embargo, en el segundo periodo y mereció vencer a un rival que partía como claro favorito, sobre todo por su buena trayectoria, pero que en esta ocasión fue inferior y mostró algunas carencias que finalmente no le costaron la derrota gracias a Bikandi.

Romero hizo de entrada algunas modificaciones importantes para encontrar el camino del éxito: apostó por la titularidad y el debut de José Rodríguez, y también por los regresos de Keko o Charles, además de Torres (Juan Carlos y Ricca están lesionados). Las sensaciones iniciales fueron otra vez buenas, con un Málaga muy equilibrado y con recursos para llegar al área de Asenjo.

No estaba siendo complicado para los malaguistas, incluso, disponer de la posesión con un once bien dotado técnicamente y con cinco hombres con un corte ofensivo. Los movimientos de Charles creaban incomodidad en la defensa local, mientras que Keko insistía por su banda. Y todo ello con un Pablo muy activo y que creaba desequilibrio entre líneas. Fue el propio Pablo el que dispuso de la primera ocasión en un disparo ajustado al que respondió Asenjo con un despeje in extremis.

Lo mejor para el Málaga, sin embargo, llegaría cerca del primer cuarto de hora, en pleno control del juego de los visitantes. La jugada de Keko la culminó Rosales con un excelente centro y un cabezazo espectacular al fondo de las mallas de Charles, que les ganó la partida a los centrales y volvió a marcar tras su larga lesión (incluso tenían previsto que pasara por el quirófano, algo que al final no hizo el brasileño).

El 0-1 era algo novedoso e ilusionante para un equipo necesitado de triunfos y cuya dinámica estaba siendo muy negativa. El Málaga había conseguido arrebatarle el balón a su rival, lo que le permitía explotar sus virtudes de ataque, pero el Villarreal reaccionó de inmediato y pasó a dominar el partido. Era lo esperado. El equipo de Romero comenzó a sufrir para aguantar el juego rival. Juntó un poco las líneas y dejó espacios en las bandas.

Antídoto

La mejor ocasión local la frustró Kameni al despejar de una forma espectacular un disparo ajustado de Trigueros. Y también llegó a marcar Adrián, pero la jugada estaba invalidada por un claro fuera de juego. El Málaga necesitaba buscar el antídoto para pasar menos apuros sin balón, algo que corrigió Romero en el descanso.

El Málaga quería romper el partido. En la reanudación buscó las fórmulas para asustar al rival con ataques rápidos y peligrosos, lo que mermó la intensidad ofensiva del Villarreal. Otra vez volvió cierto equilibrio hasta que llegaron los minutos negros de Bikandi Garrido, un joven árbitro poco afortunado casi siempre. Parece increíble que no pitara el penalti a Charles, clarísimo, y que le mostrara una amarilla. Pudo suponer la sentencia para el Málaga. Pero los regalos del colegiado al Villarreal no se quedaron ahí. Para colmo, señaló sólo siete minutos después una pena máxima inexistente de Rosales a Sansone. Empató Bruno al transformar el penalti.

Dos errores inadmisibles del colegiado en contra del Málaga dieron mucha vida a un Villarreal menos fiero gracias a la actitud y buen hacer malaguista. Poco después Bikandi, sin embargo, se vio obligado a expulsar a Soriano tras una doble patada a Camacho (esta fue la cuarta acción antideportiva de este jugador). Ahí comenzaba otro partido tras los dos errores clamorosos y la roja directa. El equipo visitante buscaba el gol del triunfo, pero el conjunto local no renunciaba al mismo logro y sus ataques eran muy peligrosos también pese a jugar con uno menos. Un Samu Castillejo fresco era el mayor peligro del Villarreal. Y el malagueño pudo adelantar a su equipo en la prolongación, pero Kameni estuvo muy acertado otra vez con un espectacular paradón. El once de Romero también tuvo sus opciones, pero no llegó el tanto. Ahí acabó todo. Con impotencia en las filas visitantes.

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