Juanpi celebra el gol marcado ante Osasuna, el primero de la actual Liga.

Juanpi, del todo a la nada en un año

El 5 de febrero de 2016 asombró en La Rosaleda con una actuación magistral. Ahora está bajo mínimos y es el centro de las críticas de los aficionados

Sergio Cortés

Martes, 7 de febrero 2017, 00:04

«¡Quita a Juanpi!» Dos aficionados se expresaban así en la grada alta de Tribuna cuando el sábado se supo en el minuto 71 que el sacrificado para la entrada de Duda era Ontiveros, no el venezolano. Los pitos a la decisión de Marcelo Romero ... resultaron llamativos. El 10 ha pasado en un año del todo a la nada, de firmar una actuación magistral en La Rosaleda ante el Getafe (el 5 de febrero de 2016) a concentrar contra el Espanyol, 4 de febrero, las críticas de los seguidores cada vez que perdía el balón o se enredaba en una jugada.

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Poco queda de aquel estallido de Juanpi que desembocó en un elevado número de peticiones de entrevistas semanas más tarde, cuando se produjo la visita del Real Madrid. Varios medios de difusión nacionales, incluidas televisiones, quisieron departir con él. En pocas semanas se convirtió en una de las sensaciones de la Liga, aunque curiosamente todo comenzó en un partido en el que incluso falló un gol a puerta vacía. Fue en Eibar, en un gran triunfo del conjunto dirigido por Javi Gracia. Aquella tarde el medio punta tomó las riendas del equipo, jugó con mucha celeridad y se fajó con los rivales.

La deslumbrante irrupción de Juanpi hizo olvidar muy pronto la marcha del futbolista más desequilibrante, Amrabat (pese a que ya se sabe que este no estaba muy aliado con el gol). Hasta entonces Gracia no había encontrado acomodo al venezolano, al que no terminaba de ver por dentro. Entendía que no chocaba lo suficiente para ejercer como organizador en el centro del campo y, por otro lado, no le valía más arriba porque al navarro le gusta jugar con dos puntas (en concreto, no un acompañante de último pase, sino uno de movilidad, brega y llegada).

Esta temporada el Málaga decidió que Juanpi pasase a llevar el número 10. En las tiendas del club ya hubo constancia del tirón del medio punta en la venta de camisetas en la primavera pasada. Este detalle quedó ratificado entre verano y otoño, cuando, como adelantó SUR, el venezolano desbancó a Camacho en este aspecto (ambos por delante de Sandro).

Espejismo

Juanpi fue, curiosamente, el autor del primer gol esta Liga. Sin ser descollante, su actuación en casa contra Osasuna permitió ser optimistas sobre su papel clave en el juego del Málaga. Sin embargo, sólo fue un espejismo. Muy pronto el venezolano, utilizado por Juande Ramos como escolta del delantero centro, comenzó a abusar de la misma jugada y a perder la pelota con demasiada facilidad. También muy pronto se escucharon los primeros silbidos cuando el rival le arrebataba el balón.

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Sin duda, los aficionados esperaban (y esperan) mucho más de él. Sobre todo, que ejerza de líder. Y evidentemente esa presión ha liquidado al mejor Juanpi. De hecho, ese fue el mensaje que le trasladó Juande en una conversación (captada por SUR) horas después de que el venezolano fuera expulsado en Mendizorroza en una acción absurda. El manchego quiso compensar así la bronca al jugador en el descanso de aquel partido con el Alavés. «Tiene un futuro muy importante, pero el chaval tiene 20 o 21 años y está cargando con la responsabilidad de llevar la manija de un equipo como el Málaga. Hay momentos en que esa responsabilidad pesa, y por su edad Juanpi debe jugar libremente mientras que otros con más experiencia deben asumir ese rol de tener la responsabilidad. Y de hecho él, por lo responsable que es, se siente en la obligación de ser el que maneje el juego. Debe jugar con mucha menos presión de la que le estamos exigiendo», fue el diagnóstico del entonces entrenador en la entrevista con este periódico el 22 de octubre.

No obstante, Juanpi sigue sin encontrar su sitio. Ni siquiera cuando Juande, muy a su pesar (porque está convencido de que por dentro puede hacer más daño por su último pase y su tiro a puerta) optó por situarlo en la banda derecha. El venezolano, obviamente más vigilado por los contrarios, repite siempre la misma acción y raras veces consigue desbordar cuando encara. Personas de su entorno, del club y del cuerpo le han insistido con el mismo mensaje: debe soltar antes la pelota y combinar con sus compañeros. En el vestuario consideran que el jugador está bloqueado debido a que no termina de encontrar su juego. En un año ha pasado del todo a la nada.

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