Arnau y su mujer, María José Camacho, sonríen ayer junto a Paco Cañete.

Una familia volcada con el fútbol

Arnau y su esposa, la exjugadora María José Camacho, hablan de su vida en un acto en la Diputación, incluida la presencia de sus dos hijos en La Academia

Pedro Luis Alonso

Martes, 7 de febrero 2017, 00:04

El director deportivo del Málaga, Francesc Arnau, protagonizó ayer una charla con su esposa, María José Camacho, y el periodista Paco Cañete, que moderó el acto en un ambiente distendido. La Sala Oyarzábal de la Diputación, en la Acera de la Marina, sirvió de escenario ... para conocer mejor al exportero catalán, que acumula ya quince años en tierras costasoleñas. Arnau habló de su vida, de sus comienzos en el fútbol y de cómo conoció a su mujer. «Me ha costado más salir contigo que llegar al primer equipo», confesó María José que le dijo su marido cuando empezaron, justo cuando ella estaba en el Barcelona femenino y él, también en la disciplina del primer equipo, ayudó a un amigo a entrenar al equipo B de las féminas.

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Arnau contó que es de un pequeño pueblo gerundense, de la comarca de la Garrocha, Les Planes dHostoles, de unos 1.800 habitantes. Su padre era y sigue siendo agricultor (jugó de central en su pueblo), y su madre, funcionaria de Correos. Reconoció que tuvo una moto Derbi FDS y que fue en su etapa de segundo año de infantil cuando estuvo una semana a prueba en el Barcelona, paso previo a entrar en la entidad azulgrana. De forma paralela, María José, de padre catalán y madre granadina, admitió: «Fui de las primeras futbolistas en cobrar». Su primer sueldo fue de 3.500 pesetas.

Arnau relató su debut en Primera, en un 3-3 contra el Atlético de Madrid, con Robson en la portería y Vitor Baia, Busquets y Lopetegui como porteros rivales. Las bajas le forzaron al estreno. «En el túnel de vestuarios pensé: ¿Me acordaré de jugar al fútbol? Al minuto 5 me metieron el primer gol. No había tocado hasta entonces el balón», recordó, pero le quedó el consuelo de que fue un gran tanto, casi imparable.

Sin supersticiones

Arnau creció en la que fue la quinta del Mini, con Juan Carlos Moreno, Celades, De la Peña y Roger. Casi todos sus compañeros de generación llegaron a Primera, y también fue campeón de Europa sub-21 con la selección. «No he tenido supersticiones y era calladito en el campo», confesó Arnau, que sentenció: «En el fútbol he regalado más que me han dado».

Arnau recordó también cómo fueron sus difíciles comienzos en el Málaga: «En mis dos primeros años aquí estaba pidiendo a gritos irme a la dirección deportiva. Tenía 26 años y no estaba jugando y vine con un contrato de cuatro años...» Luego la situación mejoró. Actualmente, los dos hijos de la pareja juegan en el Málaga. El mayor, también Francesc, con 12 años, es portero. El menor es atacante. Ambos se sienten malaguistas, aunque no ocultan simpatía por el Barcelona. Pese a todo, la amalgama de colores es amplia en la familia. El padre de María José era madridista.

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En cuanto a la actualidad, en su faceta de director deportivo, Arnau confesó que siguieron a Koné no sólo por vídeos, sino también en el campo. «Nos tiene que ir mejor en resultados, pero estoy contento con el trabajo. Estoy satisfecho de cómo jugó el equipo el sábado», sentenció.

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