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Sergio Cortés
Martes, 31 de enero 2017, 23:42
Pudiera pensarse que vienen a tomar el sol, a comer pescaíto e incluso, por el lugar del alojamiento, a disfrutar con tranquilidad del Muelle Uno. En absoluto. Desde que llegaron el lunes casi se puede afirmar que sólo van a conocer Málaga desde el autobús, en el trayecto que separa el hotel Miramar del campo de la Federación Malagueña. La UEFAsomete estos días a sus mejores árbitros y también a los nuevos internacionales a un aislamiento absoluto en las jornadas de actualización técnica, física y metodológica. Los colegiados únicamente disponen de media hora libre después de la cena para dar un paseo o tomar un café.
Si la próxima semana les toca a los árbitros y asistentes de Primera y Segunda División entre ellos, el colegiado malagueño Mario Melero López y el linier internacional Diego Barbero Sevilla, en esta el turno es para aquellos que cuentan con el rango de internacional en los dos primeros grupos, Elite y First, y para los que ostentan desde el primer día de este 2017 la deseada escarapela.
Collina, al mando
Bajo la supervisión del siempre mediático Pierluigi Collini (máximo responsable de la Comisión Arbitral de la UEFA), los colegiados están sometidos a un curso intensivo. Se trata de jornadas de convivencia, pero sobre todo de comprobación del nivel físico de todos ellos y de puesta al día sobre algunas jugadas específicas con el visionado de distintos ejemplos.
La mejor prueba de que la UEFA no quiere luz ni taquígrafos (en estos tiempos casi sería mejor aludir a que no quiere ojo de halcón) quedó patente en la presentación el lunes por la tarde. Más austera y con menos invitados, imposible. Sólo el citado Collina, como representante de la UEFA; Ángel María Villar y Victoriano Sánchez Arminio, del fútbol español; Eduardo Herrera y Miguel Sánchez, dirigentes del fútbol andaluz y malagueño; el excolegiado internacional Antonio Jesús López Nieto (por su pasado mundialista y su condición de miembro del comité de designación a propuesta de LaLiga) y el comité organizador.
El blindaje es tal que incluso las instalaciones de la Federación Malagueña están cerradas a cal y canto mientras los árbitros son sometidos a las duras pruebas físicas habituales (como suele suceder en las citas de los españoles). Las únicas imágenes pueden ser captadas desde el exterior, y no sin cierta pericia, como le sucedió ayer al editor de Fotografía de SUR, Fernando González.
Respecto a la alimentación, nada de excesos. Yentiéndase como tal (de ahí el entrecomillado) todo aquello que pueda salirse del menú habitual de un deportista. Es decir, los árbitros disponen de un buffet en el que predominan las ensaladas, la pasta y el pescado. El aislamiento es absoluto. Los mejores colegiados europeos y los nuevos internacionales sólo podrán disfrutar de Málaga si deciden en alguna ocasión venir de vacaciones...
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