Pedro Luis Alonso
Lunes, 21 de noviembre 2016, 23:49
En una mano su camiseta con el dorsal 29; en la otra, la de Piqué, central campeón del mundo y un buen referente. Así abandonó el Camp Nou el sábado José Luis Muñoz León (Málaga, 1997), más conocido futbolísticamente como Luis. El malagueño debutó oficialmente ... en Primera en el coliseo azulgrana en un momento de máxima exigencia. Quedaban poco más de veinte minutos, y el Barcelona apretaba de lo lindo urgido por el 0-0.
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Para un joven inexperto como Luis fue como el novillero al que le imponen lidiar miuras en la alternativa, o como verse obligado a cargar con la infantería ante la caballería enemiga en la primera línea de combate. Carne de cañón. «Fueron minutos muy difíciles. Había que defender con menos jugadores», recuerda el canterano, que destacó ayer el apoyo de sus compañeros en el campo y la comunicación constante que tuvieron con él.
Luis compareció en rueda de prensa en el estadio de atletismo, porque el sábado el control antidopaje le impidió pasar por la zona mixta, como pretendía el departamento de Comunicación. Hay quien cree que el bravo defensa lo pasó peor subido a la tarima y atendiendo a las preguntas de los profesionales que fajándose con Neymar. «Una de las cosas que lo caracterizan es su frialdad. Le da igual jugar contra el Real Madrid que con el Cártama», sostiene el responsable de LaAcademia del Málaga, Manel Casanova.
Fue precisamente él, a su llegada a la entidad, quien impulsó la carrera de Luis. «Ya era campeón (autonómico) en el Málaga infantil (al que llegó desde el 26 de Febrero -el jugador vive en Nueva Málaga, pero comenzó su carrera en este club de la Palmilla, de donde eran sus padres). Entonces jugaba de medio punta, y lo atrasé porque era muy frío, rápido y bueno en la conducción del balón», recuerda. En aquella época su técnico era Alberto Párraga. «Me trató muy bien», recordó el jugador en su comparecencia de ayer, en la que citó otros dos técnicos muy importantes en su progresión: Andrés Carrasco y Manel Ruano.
El héroe del reciente empate malaguista en el Camp Nou (0-0), Kameni, es seria duda para jugar este sábado ante el Deportivo en La Rosaleda. El guardameta camerunés, que se lastimó en un lance del partido cerca del final, conoció a primera hora de la tarde el alcance de sus molestias. Según comunicó el Málaga, sufre una lesión de grado 1 en el cuádriceps izquierdo, con lo que no va a resultar fácil que pueda estar disponible para el próximo partido. Aunque no se trata de una lesión grave, sí puede ser lo suficiente como para no permitir que siga disputando todos los minutos de la Liga (en la plantilla es el único que lo ha conseguido, junto con Rosales).
Hay que recordar que el cuádriceps es clave cara la maniobra de impulso en el salto, aspecto vital en el quehacer de un guardameta. Además, en un problema muscular siempre conviene aplicar una cautela cara a evitar recaídas. De esta forma, Kameni no se entrenó ayer, y está por ver cuándo vuelve a colocarse en la portería. De no jugar este sábado, su sustituto será el internacional ucraniano Boyko, que debutaría con el Málaga de forma oficial tras ser fichado este verano con el aval de Juande Ramos, que ya lo tuvo en el Dnipro.
Siendo juvenil de primer año ya estaba en el A. «Era medio centro, pero por nuestra forma de entender el fútbol necesitábamos un central con buena salida», justifica Ruano, que le dio a Luis su cometido actual en el campo, el que lo ha llevado a la élite. «La verdad es que todo ha sido como un sueño se sinceró ayer el jugador, como en la víspera de los Reyes Magos cuando era pequeño. Por la noche (después del partido) me fue imposible dormir». Su móvil echaba humo, saturado de whatsapp y alusiones en las redes sociales. «Los mensajes más importantes fueron de la familia, pero también hubo de amigos y de todos los compañeros de clase del colegio».
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En una temporada con el asentamiento de varios canteranos en el primer equipo, Luis es el de más pedigrí malaguista. Campeón andaluz en el Infantil Autonómico, campeón de España cadete en la Copa Coca-Cola en Madrid y ganador de la Copa de Campeones de juveniles. Aunque no jugó la final por sanción, marcó seguramente el mejor gol en lo que va de su carrera en las semifinales ante Las Palmas. «Fue una gran conducción desde atrás buscando paredes», recuerda el técnico del juvenil de División de Honor, Sergio Pellicer, al evocar uno de los escasos torneos en los que ha podido disfrutar de él, junto con la UEFA Champions Youth (sólo ante el Nitra). «Es un futbolista que ha ido acortando los procesos, pero tiene todas las cualidades del buen central. Compite bien, es buen defensor, ha mejorado en agresividad y, luego, marca la diferencia con la salida de balón», añade. Ese aspecto lo igualó con otro central de su generación, Javi Mérida, aunque este sigue de momento en el filial.
Hay un aspecto que a priori podría jugar en su contra para ejercer de central en la élite, su metro ochenta raspado, pero quienes lo conocen mejor ponen en cuarentena el que le pueda perjudicar. «Va bien en el juego aéreo. Se sabe anticipar», opina Pellicer. Lo secunda Manel Ruano: «Al final dependerá mucho del entrenador en cuestión si quiere ver ese detalle como un handicap.Él no suele sufrir mucho en el juego aéreo, y con nosotros ha competido bien siempre».
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Pese a debutar a los 19 años (nació el 23 de febrero de 1997) lo de Luis no es flor de un día. Ya fue internacional español sub-18 (en la Copa El Atlántico) y sub-19. «Lo suyo era cuestión de tiempo. Es el mismo futbolista que se veía cuando estábamos en el cadete B», se pronuncia Ruano, uno de sus más firmes defensores.
Contrato de cuatro años
En la última etapa de su crecimiento ha recibido distintas ofertas. El club se vio ante la necesidad de firmarle un contrato por cuatro años (acordado con su empresa, Promosport, la misma de Javi Gracia) para conservar a uno de sus mejores activos en las categorías inferiores, y desde la pretemporada trabaja a las órdenes del primer equipo. Su debut llegó en su cuarta convocatoria seguida, y lo precipitó la expulsión de Llorente, o más bien el criterio excesivamente riguroso de De Burgos Bengoetxea al expulsarlo. Luis no se arredró. Fueron pocos minutos, pero tuvo un cruce acertado y, en la ocasión más clara del Barcelona, en el paradón de Kameni a remate de Neymar, fue quien despejó a córner. «Miré para atrás y vi a Neymar y pensé que iba a ser gol...», comentó ayer explicando esa acción en los minutos de prolongación.
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¿Y ahora qué? ¿Podrá consolidarse el malagueño Luis en el primer equipo? «No tengo ningún género de dudas con él. El trabajo que se ha hecho con él fue bueno», se pronuncia u convencido Casanova, y no le rebate Ruano: «Quiere ser futbolista y lo va a aprovechar, pero hay que ir con tiempo».
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