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Sergio Cortés
Domingo, 9 de octubre 2016, 07:25
Fue el 14 de septiembre. A primera hora de la mañana Iker Casillas publicó un curioso tuit en su cuenta de Twitter (@CasillasWorld). «@ANAALThani good morning!! How are you?». Fue sorprendente ver la camaradería con la que se trataban el futbolista con más internacionalidades del fútbol español y el presidente y el propietario del Málaga. Abdullah Al-Thani no tardó en contestarle y también le preguntó cómo estaba al portero del Oporto. No hubiera pasado de una simple anécdota si no fuera porque traer al guardameta era el sueño del jeque allá por el mes de mayo.
La historia no es muy conocida aunque sí por un grupo de jugadores en el vestuario malaguista, pero resulta especialmente llamativa. A Al-Thani siempre le han tirado los nombres por encima de todo y básicamente por esa razón llegó Bernd Schuster en su momento (igual que cuestionó el fichaje de Javi Gracia y hubo que esperar tres días para presentarlo). Así que cuando en plena planificación se buscaba un portero se sabía de antemano que Ochoa tenía que salir sí o sí tras haberse superado el cupo de extracomunitarios al jeque le brillaron los ojos cuando alguien muy cercano al portero dejó caer que a Casillas no le disgustaría venir al Málaga...
Evidentemente, la operación era a todas luces inviables... salvo en el caso improbable de que se produjera una inversión de los propietarios. Porque para esas fechas, a finales de mayo, el club ya había acometido la compra de la parte de los derechos de Camacho que pertenecían al fondo de inversión de Edmundo Kabchi, estaba cerrado el fichaje de Sandro (con su elevada ficha correspondiente) y se encontraba muy avanzada la negociación con Keko para incorporarlo del Eibar.
Es decir, el Málaga no iba a tener excesivo margen en lo que respecta al tope salarial (en el club siempre se habla de salario Liga). Y no es solo que el club lo tuviera muy complicado para acometer el fichaje de Casillas, sino que además es evidente que el Oporto no iba a regalar al futbolista... Encima hay que incidir en que el guardameta tiene una ficha respetable y que desde el verano de 2011, cuando Al-Thani dejó de invertir, la línea de la entidad de Martiricos ha sido precisamente reducir al máximo los emolumentos de los futbolistas. Solo así pudo esquivar la desaparición, tanto por impagos a los profesionales como por las exigencias de LaLiga. Ya quedaron muy en el olvido aquellos sueldos de 5 o 5,5 millones fijados para confeccionar una gran plantilla (en ese grupo estaban Baptista, Demichelis, Van Nistelrooy, Cazorla, Joaquín, Mathijsen y Toulalan). Por no recordar cómo hubo que apretarle en su momento a Kameni para que se redujera la ficha a la mitad en agosto de 2014 para cuadrar las cuentas y poder traer cedido a Amrabat.
El Málaga se ha topado este verano con un serio problema de planificación. Se encomendó a que se produjera un traspaso como le ha pasado siempre en el último lustro para completar la plantilla. Y como no fue viable, en vez de Casillas hubo que recurrir muy a última hora a un guardameta que llegó casi regalado (el ucraniano Boyko) y encima fue inviable traer al delantero previsto. La realidad es inapelable. Por mucho que a nivel nacional muchos crean que simplemente por tener un jeque como presidente el club puede aspirar a cualquier fichaje de campanillas. Se ve que todavía algunos no han asumido que el club es el undécimo de Primera en el tope salarial y que sin inversión está al filo del alambre desde 2011.
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