Sergio Cortés
Martes, 31 de mayo 2016, 05:15
El fichaje de Juande Ramos como entrenador del Málaga ha tenido un efecto tremendo en el mercado, tanto por la firme apuesta del club en un entrenador contrastado y considerado top como por la decisión de este de embarcarse en un proyecto que ha albergado ... dudas desde que sus propietarios decidieron dar un paso atrás en la inversión. Pero, junto a ese impacto a nivel nacional, los dirigentes de la entidad de Martiricos buscaban que también lo tuviera en casa, ante su propia afición. El comienzo de la campaña de abonados está en puertas desde el lunes, así que existe plena convicción de que la contratación del manchego va a relanzarla.
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El Málaga ya intuía la pasada temporada que la venta de los Samus al Villarreal y la marcha de Juanmi al Southampton iban a pasar factura en la venta de abonos. Efectivamente, quien más quien menos conoce a algún aficionado veterano que optó hace un año por dudar primero y por no renovar después. De ahí que la cifra, pese a una leve mejoría en las últimas semanas, no estuviera a la altura de lo previsto. Y la cantidad definitiva de abonados no era del todo real porque existían acuerdos con empresas, lo que no garantizaba que a la postre todos esos carnés fueran empleados.
Cifras preocupantes
Durante toda la temporada las cifras de asistencia a los encuentros del Málaga en La Rosaleda fueron preocupantes. Después de años en los que era poco habitual que el número de espectadores estuviera por debajo de los 22.000 o los 23.000 y con demasiada frecuencia rondaban los 25.000, el balance global refleja la decepción de los aficionados incluso también un punto de hastío tanto por la salida de los citados jugadores y también de Sergi Darder a última hora como por el pésimo comienzo del conjunto dirigido por Javi Gracia. Ni el club ni el equipo consiguieron enganchar a la afición.
Que el Málaga estuviera las primeras seis jornadas sin marcar o que solo viera puerta dos veces en doce encuentros fue la puntilla. Al final, el dato no ha podido ser más desolador para los dirigentes del club: en casi la mitad de los partidos en La Rosaleda (nueve de los diecinueve) no se llegó a 20.000 espectadores. La media final es de 21.107, pero gracias a que las visitas del Barcelona (acudieron 27.559 personas) y el Real Madrid (30.372) elevaron la cifra. El peor registro se produjo entresemana, con motivo de la visita del Rayo (solo 13.759, como si fuera un choque de Copa del Rey), y tampoco ayudó el mensaje conformista del técnico y algunos jugadores. Tanto hablar de la permanencia cuando estaba casi conseguida provocó que entre ocho y trece mil espectadores decidieran no volver a pisar La Rosaleda en relación con las citas con el Espanyol y el Athletic.
Así, en plena incertidumbre sobre la respuesta de los abonados ante la campaña que comenzará mañana, el Málaga ha conseguido el necesario golpe de efecto, se espera que el revulsivo. La incorporación de Juande como entrenador y su mensaje, cargado de ambición, han calado en la masa social blanquiazul. Pero también su sinceridad al expresar que en caso de traspaso de Camacho se reinvertirá la cantidad ingresada. No fue desde luego una pose del manchego, sino una convicción, porque esa fue una de sus exigencias en firme durante la negociación para volver a La Rosaleda y ha recibido plenas garantías por parte de la propiedad. Ahora toca comprobar si el efecto Juande da los réditos deseados.
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