Tras los pasos de Peiró

No ha habido más entrenadores que hayan resistido cinco años seguidos en el banquillo malaguista. El ahora consejero consultivo Antonio Benítez, entrenador en muchas etapas, estuvo cerca, pues se llegó a mantener entre el verano de 1981 y octubre de 1985, cuando cesó y le reemplazó el efímero DAccorso.

Ya se sabe que en el mundo del fúbol de máximo nivel cualquier acuerdo se convierte en papel mojado en poco tiempo. Más aún en el caso de los entrenadores, el punto más débil por el que se rompe la cuerda tras los malos resultados, o al menos cuando estos no responden a la expectativas.

Conciliador

Javi Gracia ha conseguido conciliar casi todas las opiniones en el entorno malaguista, y no porque llegara precedido de una corriente favorable. Su contratación se produjo apenas unos días después de que descendiera con el Osasuna, pero este desenlace no varió un ápice la apuesta de su valedor entonces, el director deportivo de la entidad en aquel momento, Mario Husillos. Curiosamente, la relación entre ambos se fue viciando con el paso de los meses por diferencias deportivas.

Gracia no tardó mucho en meterse en el bolsillo a la afición y medios de comunicación con su modus operandi. Su perfil le diferenciaba claramente de predecesores como Pellegrini y Schuster y lo acercaba más al de Muñiz, por sus horas de trabajo diarias, su estudio de los rivales y su modestia a la hora de conducirse en público.Su actuación era la que se suele definir como la de un hombre de club.

No obstante, lo que más le avaló fue la excepcional primera vuelta del equipo la pasada campaña, con 31 puntos, lo que igualaba el récord disfrutado con Pellegrini, pero sin una plantilla del nivel de la que condujo en su momento el chileno. Tal hito maquilló el bajón posterior, con una segunda vuelta de solo 19 puntos, que en muchos casos, promediada a una campaña completa, hubiera significado un descenso.

Los medios de comunicación no disfrutan de titulares jugosos en sus comparecencias, pero lo tienen ya asumido. Tanto que vale una anécdota: el viernes le preguntaron por el papel de la pareja de medios centro (Pablo-Recio) y, cuando respondió tajantemente «no me gustó el centro del campo», más de un informador cruzó su mirada en señal de clara sorpresa.