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Sergio Cortés
Martes, 24 de marzo 2015, 00:41
«¿Quién es el jugador de más proyección de La Academia», preguntó la persona con más poder entonces en el Málaga, Abdullah Ghubn. El director deportivo, Antonio Fernández, no se anduvo con rodeos: «Samu Castillejo». El vicepresidente y consejero delegado le pidió al jerezano ir a verlo entrenarse y aprovechó también para conversar con sus padres. De aquello hace cuatro años. Hoy, el canijo, como lo llaman algunos compañeros, es un activo del club y además está a punto de consumar un doble éxito solo conocido por él y su entorno más cercano.
«Esta temporada tienes que afianzarte como titular en el primer equipo y llegar a la sub-21». Ese fue el reto que le marcó a Samu Castillejo en julio Rafa Zurro, que más que su representante es su segundo padre (papel este que comparte con su tío Manolo). Porque si algo ha beneficiado al medio punta malagueño ha sido la línea recta que han seguido sus más cercanos (sobre todo, sus progenitores) desde que empezó a despuntar. Y es que los cantos de sirena no surgen ahora, sino que han sido una constante desde la etapa de alevín, hace ya siete años.
Como sucedió con Juan Rodríguez, los padres de Samu Castillejo siempre desoyeron posibles ofertas. Antepusieron la necesidad de que siguiera en casa, bajo su tutela, con sus dos hermanos, bien controlado en aspectos básicos como la educación, la preparación y la alimentación. Y en esa línea siempre se movió Zurro, que incluso en los momentos más complicados repitió la misma frase que Antonio Benítez: «Triunfará porque es un jugador distinto».
En 2008 Samu Castillejo deslumbró en un torneo de alevines formando con el Atlético de Madrid, pero los padres del medio punta ni se plantearon aceptar la oferta llegada desde la ribera del Manzanares. Pero igual ha sucedido conforme han pasado los años. Las propuestas del extranjero también fueron muy interesantes en 2011, después de que Benítez y Juan Ramón Muñiz lo agilizaran todo un año antes para la renovación de su contrato. A aquel espigado jugador cadete llegado del Mortadelo ya se le comparaba entonces con Di María por su delgadez y su velocidad.
En un año (de 2011 a 2012) pasó de jugar con la sub-16 a dar el salto a la sub-19. Junto a él estaba su inseparable Víctor Ruiz, un central que luego optó por cambiar de representante y ahora trata de volver por sus fueros tras regresar a la tutela de Zurro. Desde muy pequeño Samu Castillejo ha estado acostumbrado a soportar la gran presión de ser uno de los mejores jugadores de su generación, una enorme responsabilidad, como siempre recuerda el que fuera primero director deportivo de la Federación Española y luego mánager general del Málaga, Fernando Hierro, otro de sus grandes valedores. Como cadete llegó a jugar incluso en el equipo de Liga Nacional, dos peldaños por encima.
Casi pleno
Con el estreno en la sub-21 el malagueño casi hace pleno en las categorías inferiores de la selección, porque la única en la que no se ha estrenado es la sub-20, que tiene la peculiaridad de que afronta citas muy puntuales. Samu Castillejo ya fue incluido por Albert Celades en la anterior convocatoria del segundo equipo nacional, pero una inoportuna amigdalitis le impidió estrenarse. Ahora todo parece indicar que sí lo hará.
La satisfacción es plena estos días para Casti (como lo llama Javi Gracia), porque va a cumplir los dos objetivos que le marcó su representante, tan exigente como sus padres (que ya es decir). Además, también está feliz por su gran amigo, su hermano Juanpi. El venezolano no goza del mismo protagonismo que él en el Málaga, pero se mantiene en la absoluta de la vinotinto y viajó ayer a Miami. El whatsapp estará a tope estos días.
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