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El portero camerunés, en el estadio de atletismo.
«Mi mejor momento está por llegar»

«Mi mejor momento está por llegar»

Kameni, jugador del Málaga

Juan Antonio Morgado

Jueves, 19 de marzo 2015, 00:07

Tiene Kameni una particular filosofía de vida llena de positivismo. Estuvo a la sombra de Caballero sin rechistar y ahora es el portero titular de un Málaga sorprendente. Con 31 años recién cumplidos (tres de ellos, en el equipo de La Rosaleda), no cree que esté en el mejor momento de su carrera -«el mejor momento está por llegar», sentencia-, y considera que el Málaga «no es el Málaga si no juega como sabe». Padre de tres hijos, el mayor, Luka, de 11 años, juega en las categorías inferiores del conjunto blanquiazul.

El domingo salvó un gol cantado del Córdoba que podía haber sido el 0-1. ¿Qué siente cuando hace una parada que evita que se adelante el equipo contrario, pero la gloria se la lleva un compañero que mete el gol de la victoria?

En el momento de hacer la parada te sientes muy feliz, porque no es igual que cuando vamos ganando, sino que impide el 0-1 y que el partido se nos ponga feo. La verdad es que después de tantos años en esta profesión tengo asumido que los que marcan los goles cobran cuatro o cinco veces el salario de un portero. Pero los delanteros se merecen todos los elogios que les lleguen cuando marcan.

¿Está en el mejor momento de su carrera?

No creo. El mejor momento está por llegar. Me siento como un chaval de veinte años. Yo me pongo el listón muy alto; por eso no puedo decir que viva el mejor momento de mi carrera, porque sé que si sigo trabajando haré cosas mejores todavía e iré creciendo.

¿La victoria en el Camp Nou tuvo para usted valor doble por haber jugado antes en el Espanyol?

No, no, no... Me sentí feliz por haber conseguido una victoria en un campo no solo muy difícil, sino el más difícil del mundo. Soy jugador del Málaga y lo que me importan son los resultados de mi equipo. La rivalidad entre el Espanyol y el Barcelona es un derbi que viví, pero ahora soy jugador del Málaga. Cuando entro en el campo no pienso en el pasado, sino en lo que tengo que hacer.

¿Se ha detenido a pensar que entre sus logros figura desde esta temporada haber mantenido su portería a cero en los dos partidos contra el Barcelona?

Pero no lo veo como tal, sino como una presión para los partidos siguientes, porque si contra el Barcelona no he encajado ningún gol el siguiente partido tampoco pueden meterme goles.

¿No cree que hay un exceso de juego con los porteros, precisamente ahora, que no pueden coger el balón con la mano en una cesión?

Los equipos quieren iniciar el juego desde atrás. Antes se daba un pelotazo arriba y se esperaba la segunda jugada. Sin embargo, ahora todos quieren salir con centrales abiertos y centrocampistas que bajan a recibir, y el portero juega como líbero.

Pero cuando le ceden dos o tres balones muy seguidos, ¿no se queda con ganas de decirles 'algo' a sus defensas?

No, cuando entro en el campo es para ayudar a los compañeros, a mi equipo y contribuir al juego ofensivo también. Si mis compañeros me echan tres o cuatro balones seguidos significa que ellos no ven mejor opción de pase. Yo lo entiendo y ese es mi trabajo, ayudarles en lo que pueda.

¿Lo pasó mal los dos años y medio que estuvo a la sombra de Caballero?

Claro que lo pasé mal, porque quería jugar. El jugador que se conforme con no jugar debe dejar esta profesión. Pero también sé que solo juegan once y que hay tres cambios. Todos trabajamos para contar con la confianza del míster. Cuando llegué aquí Caballero lo estaba haciendo muy bien y yo tenía que esperar mi oportunidad, que no llegó. Hay que aceptarlo, eso es el fútbol.

¿Tuvo momentos de total desmoralización?

Sí, lo pasé mal, pero le puedo asegurar que en esos momentos trabajé más si cabe que si hubiera sido titular, para poder demostrarle al entrenador que podía ser útil.

Pero lo que son las cosas: Caballero se fue al Manchester City y es suplente y usted ahora titular.

Caballero está en un club grande. Dio un gran paso adelante en su carrera al fichar por el City. Está jugando Hurt, que es el portero de la selección inglesa, pero Willy es fuerte y un gran profesional.

¿Es partidario de las rotaciones? ¿Es el de portero el puesto menos idóneo para hacerlas?

Siempre lo he dicho. Una vez tuve una charla con Valverde, en el Espanyol, para ver la posibilidad de alternarnos Gorka (Iraizoz) y yo en la portería. Le dije: «Míster, somos jóvenes y queremos jugar. Si empezamos a rotar ahora que tenemos veinte o veintidós años, ¿qué pasará cuando tengamos treinta?». Él me respondió: «Negro, tú eres la hostia». La confianza es fundamental en el fútbol, y un portero tiene que tener la confianza del entrenador hasta que falle. Pero si se alternan demasiado, eso no solo no es bueno para los porteros, sino también para el equipo.

Defínase.

Me veo completo, no soy mejor en una faceta que en otra. Prefiero tener 8 o 9 en todo antes que 10 en algo y 5 en otro aspecto.

¿Qué le ha dado el Málaga que no le diera su anterior equipo?

Antes de fichar por el Málaga dije que solo saldría del Espanyol para crecer. Allí estuve siete años maravillosos, ganando una Copa del Rey y jugando la UEFA. El Málaga me ofrecía jugar la Champions, en un proyecto muy bueno. Por eso le agradezco a este club haberme fichado y poder vivir este sueño que tenía desde pequeño.

¿Cuál es el secreto de este Málaga?

Las ganas. Todos tienen muchas ganas, empezando por los utileros, el cuerpo médico, los jugadores y los entrenadores. Todo este conjunto forma una 'bomba'. Todos llegamos con las ganas de dar lo mejor de nosotros. El trabajo de todos nos permite afrontar bien el partido del fin de semana. Y si a eso le unimos una afición que empuja como nunca, eso forma un cóctel impresionante.

Sea sincero. Si alguien le hubiera dicho en agosto que en marzo estarían séptimos en la clasificación, ¿qué habría respondido?

Hubiera dicho: «Ojalá». Porque nunca se sabe lo que va a pasar en el futuro. Cuando empezamos una pretemporada mucha gente se fija más en el nombre que en el jugador. Y a veces el que tiene nombre no está ni físicamente ni moralmente bien para rendir, y sin embargo otro jugador no tan conocido es el que más trabaja, el que está dispuesto a correr doce kilómetros en un partido y saltar más vallas en los entrenamientos. No valen los nombres, sino conocer las armas que tiene el grupo.

¿Qué tienen los balones actuales que ningún portero los coge, sino que tienden a rechazarlo, con el peligro que eso conlleva de que haya un segundo remate?

Es una cuestión de entrenamiento. A mí me enseñaron a blocar, no a rechazar el balón. A veces no lo consigo y me lo 'como'. Antes de fichar por el Espanyol, estuve en Inglaterra y el entrenador de porteros se ponía a cinco metros a dar 'bombazos', y así es más difícil blocar. Los niños ahora no entrenan para blocar. Aunque la verdad es que hay algunos balones que cambian su trayectoria cuando vienen a portería y no tienes más remedio que rechazarlos.

¿Recuerda algún delantero rival que lo haya felicitado por una parada suya?

Afortunadamente, muchos. A veces no te dicen nada, pero te miran de una forma que tú entiendes lo que significa. Me pasó el otro día con Ghilas (delantero del Córdoba), o con Álvaro, en el partido contra el Getafe. Contra el Granada, Javi Márquez, al que tuve como compañero en el Espanyol, me dijo: «¿Qué pasa hoy? Mira lo que estás sacando...» En mi tercer partido en la Liga, en Montjuic, jugamos contra el Real Madrid 'galáctico'. Íbamos ganando el partido por 1-0 y le paré un penalti a Ronaldo. Y al final del partido Beckham cruzó todo el campo y me pidió cambiar la camiseta. Esa imagen, con 19 años, me marcó de por vida. En otro partido en Montjuic, contra el Barça, sacamos un córner y nos montaron una 'contra'. Belletti amagó el disparo, me tiré y disparó, pero me levanté y saqué el balón. Se acercaron Deco y Etoo y me dieron un beso. Eso te marca, sin duda.

¿Tiene cuerda para rato? Lo digo porque los porteros suelen ser muy longevos, y los africanos, aún más...

spero que Dios me permita seguir así, con una buena salud. Eso es lo más importante, porque ganas de trabajar tengo muchas, eso lo llevo en la sangre.

¿Es verdad eso de que se juega como se entrena?

Si entrenas bien y a tope el partido no tiene por qué salirte mal. Tenga en cuenta que en un partido me llegan cinco o seis balones, y en un entrenamiento me pueden llegar a tirar cien disparos. Con esos datos, yo el partido me lo planteo como una gran ocasión de disfrutar.

¿Qué opina de la leyenda de que los porteros tienen que estar un poco locos?

No estoy de acuerdo con esto. Somos futbolistas como los demás, aunque sí tenemos mucho coraje, ya que nos jugamos la cara muchas veces.

¿Le preocupa el futuro?

Estoy pensando en ello. Tengo una escuela de fútbol con ni nombre en Yaundé (capital de Camerún) y en junio haremos la inauguración.

¿Está garantizado el relevo en la familia Kameni o es pronto para saberlo?

De momento no veo a mi hijo como futuro futbolista. Le encanta el fútbol y pone empeño en lo que hace, pero lo más importante es que se divierta con los amigos.

¿Se irá a su país cuando deje el fútbol?

No, porque mis hijos han nacido en España, tienen la cultura de este país y llevarlos allí sería un cambio brutal. Viviré entre los dos países, pero ante todo está la educación de mis hijos en su ambiente.

¿Qué Málaga veremos contra el Rayo Vallecano? Lo digo porque el equipo lleva un 2015 bastante irregular, ¿no cree?

Contra el Levante y el Granada no hicimos buenos partidos, pero contra el Córdoba cambiamos el 'chip'. Ahora tenemos que salir a hacer nuestro fútbol. Sin jugar como sabemos, no somos el Málaga. Creo que hemos aprendido la lección y la pondremos en práctica el sábado.

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