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Sergio Cortés
Viernes, 31 de octubre 2014, 00:34
El año pasado llamó muy preocupado a un amigo malagueño. «¿Qué le pasa al equipo? O espabilamos o nos vamos a Segunda». El próximo sábado jugará un amistoso con los veteranos de la Real Sociedad a las cuatro y media de la tarde, pero después ... acudirá a Anoeta y se sentará con otros ex del conjunto local con su hijo, Kerman, vestido con su camiseta del Málaga. «Eso está clarísimo». Mikel Roteta volverá a seguir el encuentro con el corazón dividido, aunque en esta ocasión con el añadido de que al conjunto blanquiazul lo dirigen varios amigos. «Todo el equilibrio que le falta a la Real le sobra al Málaga», recalca sobre la situación de ambos equipos.
Roteta mantiene casa en Málaga, en la Cala del Moral, pero esta vez está más pendiente del equipo. Es buen amigo de Javi Gracia y del preparador de porteros que lo acompaña, Íñigo Arteaga, y ejerció de magnífico anfitrión el pasado verano. Los llevó a conocer a El Bere, a probar su arroz y su pescado. «Javi es un profesional nato, cien por cien entregado al equipo y con conocimientos. Se está notando su mano y el equipo sabe lo que hace y, lo más importante, cree en lo que hace», apunta.
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El exjugador malaguista está muy pendiente de cómo evoluciona el equipo. Y se siente particularmente satisfecho en dos aspectos. El primero radica en el apoyo en las gradas: «Eso es algo fundamental para conseguir los objetivos. Los que hemos vivido el Málaga sabemos que La Rosaleda quiere que se hagan las cosas bien, que se juegue con el balón. La relación afición-equipo es clave y se ve que la gente está identificada con el equipo y que el entrenador está entregado a la causa». El segundo pasa por la cantera: «Todos sabemos que Málaga tiene una cantera inagotable y que siempre va a dar jugadores impresionantes. Trabajar bien en la base es clave y ahí están los frutos». Y habla así porque en la hora del análisis de las virtudes malaguistas se detiene especialmente en un nombre: Samu Castillejo. «Me ha sorprendido muchísimo, es espectacular. ¡Qué manera de jugar! ¡Qué desparpajo! Se le ve muchísima proyección». Pero para él hay más. «El Málaga tiene una gran solidez defensiva, demuestra estar bien trabajado. Es un equipo muy equilibrado y vamos a ver cuál es su techo, pero desde luego es para estar contentos, porque las sensaciones son buenas».
Falta de confianza
Muy distinta es la situación de la Real. Roteta se torna más crítico, aunque considera que la base de todo hay que buscarla en la eliminación de la última previa de la Liga Europa, a manos del Krasnodar ruso. «Es difícil hablar de una clave en particular de lo que le pasa a la Real, pero lo sucedido en la competición europea pesa. Después de un buen año anterior y casi con los mismos jugadores, salvo Griezmann y Bravo, tenía un objetivo ambicioso a corto plazo y no lo logró. Ahora el siguiente objetivo está tan lejos para los jugadores que estos han bajado en un porcentaje alto de intensidad. Y, claro, cuando esto sucede no es fácil darle la vuelta. Esto no es un interruptor de la luz, que le das y todo cambia. La confianza de jugar, de tocar el balón se pierde. Y a eso hay que unir el rendimiento bajo de algunos jugadores: Vela; Finnbogason, que no ha terminado de romper; los laterales...»
Precisamente al aludir a los laterales entra de lleno en los males de la Real, a su juicio relacionados con un cambio de estilo. «Esta temporada el equipo ha cambiado y ahora Jagoba (Arrasate) ha apostado a jugar más por dentro. Los laterales deben subir y bajar continuamente y aportar mucho, pero ni Zaldua ni De la Bella han estado para tirar cohetes. Jugar por dentro no es fácil. Solo lo hacen, porque pueden hacerlo, el Barça y poco más. Pero el problema es que a la Real le falta fluidez en ataque y, como tiene muchos jugadores por delante del balón, cuando pierde el balón lo pasa muy mal. Al equipo lo pillan con los laterales arriba, con demasiada gente desconectada, muy desequilibrado...»
Goles en los últimos minutos
Roteta considera que la Real puede reaccionar en cualquier momento, pero insiste en que sus problemas también obedecen a la falta de intensidad: «Lo normal es que los jugadores le hubieran visto las orejas al lobo, pero no es casualidad que se te vayan puntos en los últimos minutos. Hasta cierto punto eso es lógico cuando te enfrentas al Madrid o al Barça porque mantienen el ritmo hasta el final, pero equipos como el Getafe o el Córdoba no te pueden meter goles en los últimos minutos. En el caso del Getafe, además, dos y en Anoeta. La falta de intensidad es preocupante».
En su opinión tampoco ayuda la situación del entrenador. «Jagoba (Arrasate) está más fuera que dentro, esa es la realidad. Y creo que para que siga al frente del equipo debe conseguir ante el Málaga un muy buen resultado acompañado de buen juego. Un 1-0 en el minuto 88 no le va a dar margen ante los dirigentes y los aficionados. No sé realmente quién lo sustituirá, pero suele ocurrir que cuando un equipo no funciona con un entrenador que aparentemente es dialogante, amigo de los jugadores y que algunos consideran blando se busca otro perfil opuesto, un técnico de más carácter, de más agresividad».
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