La peor versión del málaga

El partido de Getafe deja abierta dos grandes incógnitas: ¿Cuál es el Málaga, el del Barcelona o el de ayer en Madrid? ¿Cuál es el entrenador, el que acertó plenamente con un planteamiento espectacular que borró a Luis Enrique o el que se equivocó con errores de aspirante en la localidad madrileña? Lo cierto es que la decepción ha arrojado un jarro de agua fría en una cabeza llena de pajaritos en muchos aficionados, con una euforia excesiva, aunque pudiera tener alguna justificación. No sé... El partido en Getafe fue horroroso, y eso que enfrente había un equipo que además de estar medio hundido tiene un verdadero polvorín en sus entrañas. Todo estaba listo para rematar la faena de la semana tras la gloriosa noche del miércoles, pero resulta que fue todo lo contrario, y eso que los locales iniciaron el partido tan mal que uno pensó que aquello iba a ser coser y cantar, porque tardaron 3 minutos en tocar una pelota jugada y 16 más hubo que esperar para que las cámaras de televisión enfocaran a Kameni, hasta el punto de que el locutor se preguntó si estaba jugando. En fin, que nada hacía presagiar una derrota, que llegó de forma merecida porque no se pueden hacer peor las cosas.

El Málaga careció de ideas, de ambición y de fortuna. Es verdad que la suerte hay que buscarla y los de Javi Gracia no hicieron méritos, pero encajar un gol en la única ocasión de los getafenses, un minuto después de que Sergio Sánchez fallara lo que parecía imposible fue determinante. De un posible 0-1 a un 1-0 que los hombres de Contra ni se lo creían. Bueno... El que más y el que menos pensaba que el Málaga reaccionaría, pero para nada. Fue un cúmulo de desastres, con una interpretación del juego de ataque borrada de la mente de todos y una cantidad de pases fallados para analizar profundamente. Encima, los centros de los dos laterales aburrieron por ser dignos de patio de colegio, y la aportación de Horta y Luis Alberto fue ninguna desde el primer minuto. Eso sí, Gracia, en una decisión equivocada salvo que hubiera otro motivo, dejó en el descanso a Amrabat, que por muy mal que estuviera, como los demás, al menos puede ser determinante. Ni eso. Un equipo mediocre, gris, espeso, sin ideas y sin nada que aportar nos bajó del carrito de la ilusión en el que, a lo mejor prematuramente, muchos nos habíamos montado. El peor partido de los últimos años del Málaga. Ni el pésimo arbitraje es excusa.