Mario Melero ya es de Primera

«Estaba intranquilo porque sabía que esta vez sí podía ser y también porque esta semana ya iba a saberse todo», confiesa Melero, el primer árbitro que llega a Primera sin pitar un partido de los play-off de ascenso. En las últimas semanas se había quedado fuera de las designaciones debido a la presencia de equipos andaluces (arriba y abajo) e incluso el ascenso de un quinto conjunto de la Comunidad, el Córdoba, suponía otro factor adverso. Pero él tenía buenas vibraciones. «Sinceramente, he hecho un buen año. Hace tres temporadas me quedé cerca. Lo acepté y volví a trabajar mucho. Pensé en que se me podía pasar el tren, pero los últimos años he estado bien», apunta. Yla realidad es que después de seis temporadas en Segunda, casi 130 partidos (solo lo supera el asturiano Piñeiro Crespo) y a punto de cumplir 35 años ha concluido primero por delante del aragonés Jaime Latre y el vasco Bikandi Garrido. Toman el relevo de los descendidos Ayza Gámez y Muñiz Fernández, y de Delgado Ferreiro, que se retira por lesión.

Desde los 15 años

Licenciado en INEF en la especialidad de fútbol, este maestro de la ESO en excedencia en un instituto de Alhaurín el Grande entró en el arbitraje en 1995 de la mano de su amigo José Antonio Sau, vecino en la barriada de Los Corazones. Pasó como un AVE por las categorías inferiores. «Con quince años perdí a mi padre y el arbitraje me ayudó mucho. Los primeros años fueron superbonitos. Disfrutaba de cada partido, de cada designación, de cada clase en el comité... Pitar arriba gusta, pero aquellas sensaciones son irrepetibles», explica.

Desde ayer es el sexto árbitro malagueño en Primera, tras Navarrete Antiñolo, Martín Navarrete, López Nieto, Villena Peña y Paradas Romero. «Este ascenso es muy importante para Málaga, para el arbitraje malagueño. Málaga siempre fue una plaza fuerte y tuvo a Martín Navarrete y López Nieto, que marcaron época. Eran colegiados con una gran personalidad y que, a pesar de que pasan los años, siguen estando presentes». Cada día se ejercita al menos dos horas. «El Málaga sale del estadio de atletismo y entro yo», apunta. Pero, sin duda, su gran ventaja se centra en que ve mucho fútbol «muchísimo, ocho o nueve partidos semanales», matiza y es muy analítico. «En cada partido decido en qué me voy a fijar: en cómo un equipo hace el fuera de juego, en cómo aplica mi compañero la ley de la ventaja, en cómo hace la diagonal, en los saltos que se producen en el área... Soy muy autodidacta y aprendo de todos los árbitros. Además, ahora con la tecnología puedes comprobarlo todo», indica.

Hace un año el asistente de Torremolinos Diego Barbero Sevilla, entonces recién ascendido a Primera, elogiaba a su compañero y amigo: «Es difícil que haya un árbitro que prepare mejor los partidos que Mario. Lo lleva todo en el ordenador, con características del juego de los dos equipos». Melero volverá a tenerlo junto a él en la banda: «Diego es muy bueno y tiene calidad para quedar muy arriba, como se ha demostrado (ha sido quinto en su primer año). Teníamos una gran compenetración con los pinganillos. Una de mis virtudes es que al pinganillo le saco mucha ventaja, porque permite repartir las zonas». Ahora llega a una categoría muy complicada «todo será distinto, aunque más de la mitad de los árbitros de Primera ya han sido compañeros míos en Segunda», pero sabe que con el apoyo de sus hermanos (Francisco, Antonio y Lucía), de su novia (Almudena) y de sus amigos, todo será más llevadero. Mario Melero ya es de Primera.