Un Mirandés con 17 jugadores a estas alturas del verano

Sexta campaña seguida en Segunda

El club burgalés (vinculado incluso más con Vitoria, por su situación geográfica) encara su sexta campaña seguida en Segunda, todo un éxito y máxime con la filosofía particular con la que se construye cada proyecto, con una mayoría de jugadores cedidos, plantillas muy jóvenes, con un perfil casi de filial, y con muchos cambios de temporada en temporada. Esto dificulta el rendimiento inicial. Sus segundas vueltas suelen ser mejores que las primeras, cuando el mayor rodaje del grupo empieza a ofrecer resultados competitivos. En todo caso, hace unos meses fue cuando más cerca estuvo del descenso y se salvó en la última jornada venciendo en un choque directo al Amorebieta (1-0). Un detalle curioso de este modesto club, el que menos abonados tiene de la categoría (algo más de 3.000) es que ha sido dos veces semifinalista de la Copa del Rey, una más que su rival este sábado, el Málaga. Lo fue en la 2011-12, militando en Segunda B, y repitió en la 2019-20, la primera del actual ciclo en Segunda.

Una filosofía de club particular

Como ha sido eficaz la fórmula, el Mirandés la mantiene. Sólo Luis López, Barbu (que no cuenta y no fue convocado en la primera jornada), Tachi, Tomeo, Lachuer y Alberto Reina continúan respecto de la temporada anterior. Y esto no es nada nuevo cada verano. Hay doce futbolistas que se han despedido del equipo porque estaban a préstamo, y el resto quedaban libres. Sólo se han obtenido 450.000 euros por el central Sergio Barcia, que se ha ido traspasado al Legia de Varsovia. Y en su lugar llega una nueva remesa de cedidos. Casi siempre se apunta al entorno geográfico: filiales del Athletic, la Real Sociedad y el Alavés, y algún que otro equipo norteño, pero no de forma exclusiva. El problema de esta gestión es que hay que apurar los plazos del mercado, y mientras la Liga empieza algunos fines de semana antes.

Doce incorporaciones

Este verano el club lleva ya doce incorporaciones, y ocho han sido como cedidos: los laterales Hugo Rincón (Athletic B) y Víctor Parada (Alavés B); los medios centro Gorrotxategi (Real Sociedad B) y Homenchenko (del Pachuca, pero a préstamo el pasado curso en el Oviedo); los extremos Joel Roca (Girona B) y Álex Calvo (Andorra), y los delanteros Izeta (Athletic B) y Panichelli (Alavés). Libres han llegado cuatro jugadores con algo de oficio en Segunda: el portero Raúl Fernández (Granada), brillante en el estreno liguero; los centrales Postigo (Levante) y Juan Gutiérrez (Racing) y el lateral izquierdo Julián Alonso (Albacete). No es casual que donde se busque más experiencia es en el dispositivo defensivo, ante la mala experiencia vivida la última campaña, con 55 goles en contra.

Estilo de contraataque

Con sólo doce jugadores de la plantilla, con Tomeo reajustado como central y un solo delantero, Izeta, al Mirandés no le quedó otra que mostrar un juego reactivo en la primera jornada. Propuso poco el cuadro entrenado por Alessi Lisci, que se puso pronto con ventaja y lo apostó todo al contragolpe desde entonces. El Málaga deberá estar muy atento a la velocidad de Izeta, un delantero de sólo 1,75 metros muy móvil y trabajador, que regaló el 'gol partita' a Reina y fue el mejor de su equipo. Ahora Lisci tiene más variantes con el recién llegado Panichelli, pero es probable que repita el 5-4-1 de la jornada inicial, con Rincón y Julio Alonso en los 'carriles', y con Tachi y Gorrotxategi en labores de intendencia en el centro del campo, con Lachuer y Reina más liberados y moviéndose también por los costados cuando no están ocupados en ataque por los laterales largos.

Resultado engañoso

Al Mirandés le fue bien esta fórmula para ganar a un Córdoba muy incapaz en ataque. El rival no aprovechó su mayor profundidad de banquillo y el único agobio lo padeció el equipo castellano-leonés en acciones a balón parado ejecutadas por Jacobo, pero Raúl Fernández estuvo siempre contundente. El equipo no tuvo reparos en defender por agrupamiento de jugadores en muy pocos espacios, pero habrá que ver si este plan puede ser válido en La Rosaleda. En todo caso, la plantilla está por crecer en calidad y cantidad hasta alcanzar un número más normal de fichas de aquí al viernes 30.

Un joven entrenador

Lisci apareció en la élite en el Levante, de una forma accidental en noviembre de 2021. Dirigía al filial del cuadro valenciano, pero acabó asentándose en el primer equipo a la salida de Paco López y Javier Pereira. Cogió al equipo con sólo 7 puntos tras quince jornadas y no pudo obrar el milagro, aunque se alcanzaron 28 más en 23 partidos. Tras el descenso a Segunda, no siguió y emprendió una nueva aventura en el Mirandés ya en la campaña 2023-24. Su trabajo como entrenador comenzó en las categorías inferiores en el Lazio, y luego también pasó de forma exitosa por todos los escalones en el Levante. Aun siendo todavía muy joven (38 años), destaca por su carisma y se adapta bien a las características de las plantillas de que dispone en cada momento.