Una «mini Rosaleda» en el campo del Cartagena

En una primera instancia, el Cartagena facilitó 500 entradas para los aficionados del Málaga en el sector habilitado para los visitantes, a un precio de 20 euros, una oferta disponible para los abonados y peñistas. Debido al buen horario (un sábado a las 16.15 horas) y la relativa proximidad geográfica (son alrededor de cuatro horas en coche hasta Cartagena, lo que implicaría el regreso a Málaga alrededor de las 22.30 horas una vez concluyera el partido), la entidad reclamó después otras 200 más, de las que vendió 100. No obstante, el mal momento del Cartagena, hundido en la tabla (es el 'farolillo rojo' de la competición doméstica) implicaba que también existía la posibilidad de que otros tantos malaguistas asistieran al encuentro y compraran una entrada en cualquier otra zona de Cartagonova, el estadio del conjunto cartagenero, puesto que habría muchos asientos disponibles (es uno de los campos con menor media de asistencia de Segunda este curso, y los estadios con peores registros tiene una capacidad claramente inferior). Finalmente, la entrada, como era de esperar, fue muy baja: 4.739 espectadores.

Muchos de los aficionados del Málaga se colocaron detrás de la portería, en la que acabaría dándose el tanto de Baturina que dio la victoria en el descuento, y donde el croata acabaría dándose su baño de masas con los seguidores malaguistas. No fue el partido más brillante del equipo de Pellicer, pero los aficionados blanquiazules lo dieron todo. Por momentos, se escuchaba mucho más a los hinchas visitantes que a los del equipo local, aunque en esto también tuvo que ver la crítica situación que atraviesa su club. Sus aficionados ven cómo va transcurriendo la temporada y se consuma su descenso a la Primera Federación.

Los otros grandes desplazamientos que han tenido lugar este curso fueron los de Córdoba y Granada, avalados por la rivalidad regional. La afición del Málaga hizo de Cartagonova una «'mini Rosaleda».