El mercado foráneo, todo un melón por calar

El nuevo director deportivo, Loren Juarros, se mueve ante numerosas dificultades, que no tienen tanto que ver con los cinco años que llevaba sin desempeñar esta labor tras dejar la Real Sociedad ni con el posible desconocimiento de la categoría, y sí más con el nuevo nivel salarial que tendrá la plantilla y las limitaciones para convencer a jugadores que cuentan con propuestas de Segunda.

No obstante, el Málaga sigue siendo un destino atractivo en lo deportivo, dentro de la categoría, pero los primeros nombres que salen a la palestra apuntan a priori a una continuidad respecto al trabajo en la etapa anterior, la de Manolo Gaspar. Algunas de las agencias que controlan más jugadores en el mercado nacional, ofrecen jugadores y se valoran, aunque las propuestas al teléfono de Loren, y el director general, Kike Pérez llegan desde muchos frentes.

En este contexto, se mantiene la duda sobre si el Málaga tendrá capacidad de mirar al mercado exterior. En el periodo de tres años con Manolo Gaspar se produjeron 51 fichajes (en realidad, 49 futbolistas distintos, porque hubo dos operaciones de compra de jugadores que estaban a préstamo, las de Jozabed y Febas), pero sólo uno de ellos, el delantero portugués Orlando Sá, respondía a un triple perfil, el de foráneo, procedente de una liga extranjera y sin experiencia en España.

La apuesta con futbolistas de este tipo siempre implica un riesgo, que incluye una más difícil adaptación, pero puede ser económicamente muy favorable y también implicar un alto margen de revalorización siempre que se acierte en el disparo, pero son más improbables estos movimientos en una categoría no profesional y precisa un importante dominio del mercado. El Málaga ya tuvo una experiencia muy negativa, con Adrián Espárraga como secretario técnico, en la temporada 2013-14, en Primera, con la llegada de cinco jugadores sin un gran nombre internacional: el volante de origen marfileño Bobley Anderson (Wydad Casablanca) y el joven central panameño Roberto Chen (San Francisco) fueron un auténtico fiasco; el extremo polaco Bartlomiej Pawlowski (Widzew Łodz) era una promesa aún por explotar, y mucho más cuajados estaban Angeleri (Estudiantes) y Flávio Ferreira (Coimbra), aunque el luso tampoco pudo triunfar por un problema físico importante en la espalda.

Sin embargo, las limitaciones de que el Málaga cierre una plantilla con un mínimo de catorce fichajes (dado que son muy pocos los que continuarán del curso anterior) con una masa salarial baja y tratando de armar un claro favorito al ascenso pueden ser subsanables con promesas foráneas, dispuestas a una menor exigencia económica.

En este sentido, el primer fichaje del Antequera, rival del Málaga la próxima temporada, ha sido un futbolista que responde a este perfil: el medio centro angoleño César Sousa, con experiencia en Portugal, e incluso con una decena larga de partidos en la máxima categoría lusa. No es lo más habitual en Primera RFEF, pero el club malagueño ha explorado otros mercados, que en el club de Martiricos parecen vedados desde hace mucho tiempo, por una voluntad expresa o por incapacidad para controlarlos.