Horrible y lamentable el partido del Málaga ante un rival, el Huesca, que tampoco demostró grandes condiciones, y cuando esto se produce no es fácil comentar el trabajo del colegiado. Cuando, además, este es un árbitro mediocre. El tinerfeño Trujillo Suárez, trencilla de los más ... veteranos en la categoría. A sus espaldas 184 partidos en Segunda y que, por más encuentros que dirija, no conseguirá el nivel que se le va a exigir para estar en el fútbol profesional. Sigue sin gustarme el canario. Ayer nuevamente demostró sus grandes carencias.

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Lo positivo: Me siendo francamente mal cuando en este apartado soy incapaz de destacar algún aspecto que recoja facetas positivas en su trabajo. El criterio desigual que aplica en las disputas de balón, confundiendo el sentido de las faltas con mucha frecuencia, a la vez que deja de indicar otras acciones claras. La ventaja, aunque lo intentó aplicar en muchas de ellas, en pocas ocasiones lo consiguió. Es verdad que el partido no tuvo la calidad ni el ritmo necesarios para que el trabajo en la dirección arbitral luciera.

Lo negativo: Nunca tuvo condiciones físicas óptimas, o al menos eso parece, pues que yo sepa se han de superar las pruebas que habitualmente el Comité Técnico les hace, sobre todo por la lentitud en sus movimientos. De ahí que en algunas acciones, al interponerse en las jugadas tarde un mundo en salir de ellas. Sin embargo, su veteranía le lleva a conseguir una buena situación en el juego en muchas ocasiones. Disciplinariamente tampoco estuvo a la altura que se requiere. Mostró tres amarillas a cada equipo, todas acertadas, pero debió hacerlo a Gerard por simular un penalti y, minutos después, a Timor por un agarrón a Febas.

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