Martín Viberti señala la foto de la alineación de aquel Málaga-Español que se encuentra en el Museo del club, con su padre de pie el primero por la derecha. MIGUE FERNÁNDEZ

Medio siglo del debut del mito Viberti

La Rosaleda vibró en la espectacular puesta de largo, un inolvidable 5-0 frente al Español

Sábado, 30 de noviembre 2019, 13:02

La vida, resumida en un partido. Son numerosos los aficionados malaguistas que tienen en la memoria como uno de sus días inolvidables el 30 de noviembre de 1969. Pese a que La Rosaleda vio a un futbolista (Wanderlei) marcar cuatro goles (una gesta al alcance de muy pocos en la historia del equipo, salvo del insuperable Bazán), el protagonista fue un debutante. Desde aquella fecha los fieles seguidores se acostumbraron a hablar de Sebastián Humberto Viberti Irazoqui. El mito había nacido con nombres y apellidos.

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Medio siglo después, no son pocos los seguidores que mantienen en la retina detalles de aquel Málaga-Español que se saldó con un 5-0 inolvidable y con una portentosa actuación de un futbolista argentino recién llegado y que incluso fue sometido cuatro días antes a una prueba en un amistoso frente al Granada. «Mi padre siempre contaba la discusión que tuvo con Rodríguez López (el presidente que lo fichó y que falleció asesinado a finales de julio de 1971). Él le dijo a Rodríguez López, que apenas sabía de fútbol, que cómo iba a pasar una prueba, que él era Viberti. Pero al final aceptó porque mi madre se lo dijo. De hecho, él fue el único que se quedó», relata Martín Viberti, hijo mayor de la leyenda y en la actualidad miembro de la secretaría técnica del Málaga. En aquel encuentro contra el Granada, saldado con victoria por 2-1, también formaron con el equipo Mauri, defensa que procedía del Linense, y Riveros e Irala, que habían llegado con 'Vibi' (como luego lo conocerían sus compañeros). Los tres fueron descartados.

Cambios

La trascendencia de Viberti en el Málaga fue tal aquella temporada 1969-70 que en la segunda vuelta el equipo sólo perdió un partido, en Gijón (2-1)... y con el argentino lesionado. La campaña había arrancado con un presidente, Juan Moreno de Luna, que tuvo que marcharse a finales de octubre tras el 'caso Fleitas' (el polémico traspaso al Real Madrid que requirió de un acuerdo en la asamblea de socios sobre el precio de salida), y con un entrenador, Juan Ramón, que comenzó a ser cuestionado muy pronto. El relevo en la cúpula del club conllevó la destitución fulminante del técnico vizcaíno tras sólo dos victorias en siete jornadas y la apuesta por Jëno Kalmar.

En la segunda vuelta el equipo sólo perdió un partido... y porque Viberti estaba lesionado

Y aunque el estreno del entrenador húngaro (verdugo malaguista en la promoción a Primera de 1966) se saldó con 3-1 frente a Osasuna, el verdadero salto de calidad llegó con la incorporación de aquel espigado argentino de 25 años, 1,85 metros, 86 kilos y un 47 de pie que había fichado el inolvidable José María Zárraga. Ya en el amistoso frente al Granada se observó que Viberti estaba llamado a ser el canalizador del juego por su capacidad para intuir la posición del compañero al que debía ceder la pelota nada más recibirla. Pero todas las expectativas se quedaron cortas ante la portentosa exhibición que ofreció en el estreno. 'El Málaga puede haber hecho el negocio del año', apuntaba SUR pocos días después ante la repercusión que tuvo en Argentina el debut del mítico '5'. Los seguidores de Huracán, el club del que procedía, no ocultaban su malestar por la torpeza de los dirigentes.

Kalmar, que tenía una visión privilegiada de las cualidades de los futbolistas, optó aquella tarde ante el Español por una variante clara en el sistema. No recurrió al 3-2-5 tan habitual y se inclinó por un 4-3-3 para ganar en dinamismo en el centro del campo. El vendaval de juego por parte del Málaga, basado en la velocidad y la movilidad, dinamitó al conjunto 'periquito', que en apenas veinte minutos se vio con un 3-0 en contra y que se marchó al descanso tras encajar un gol más. Este fue quizá el más inolvidable de la tarde porque Viberti descolocó a toda la defensa visitante con un simple amago, al dejar pasar el balón.

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Aquella alineación fue inolvidable. Montero, Arias y Monreal ejercieron de escoltas del guardameta Goicoechea, pero contaron con la colaboración de Benítez, ligeramente más adelantado para ser el dueño y señor cada vez que la pelota estaba en los aledaños de la frontal del área. Kalmar armó el centro del campo con Viberti secundado por Martínez (el delantero burgalés, prodigio de regularidad, que llegó como delantero y acabó como resolutivo central) y el incansable paleño Conejo. Este trío manejó el partido a su antojo y dotó al Málaga de una solvencia ofensiva en la que destacó como nunca Wanderlei, autor de cuatro de los cinco goles y que eclipsó a sus compañeros de ataque (inicialmente Pons y Cabral, y en la segunda parte, Aragón y Moli).

Deslumbrante

Viberti deslumbró en su primer día como nadie lo ha hecho en el Málaga. Primero, con un maravilloso balón al hueco («precisión de jugada de billar», se apuntaba en la crónica de SUR); después, en una combinación de cabeza con Cabral y Wanderlei; más tarde, con el referido movimiento de despiste sin tocar el balón, y como colofón, en la segunda parte, con un fuerte disparo que le permitió firmar el que a la postre supondría el 5-0 definitivo. Al partido le sobraron casi 40 minutos para tranquilidad del guardameta españolista, Bertomeu. Los aficionados, tan acostumbrados a los vaivenes de su equipo (desde luego, con más sinsabores que alegrías), salieron eufóricos de La Rosaleda.

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A la altura de su estreno estuvo el broche a la temporada, con dos goles en San Mamés que dieron el ascenso a Primera

Claro que si inolvidable fue el estreno también estuvo a la altura el broche de oro a aquella temporada. «En diez minutos el Málaga pasó del cuarto puesto al subcampeonato», comenzaba la crónica de SUR el 9 de junio de 1970. Después de un balance de 14 victorias, 14 empates y sólo dos derrotas con Kalmar en el banquillo, el ascenso estaba en juego en San Mamés frente al Bilbao Athletic. Esta vez no bastaba con el empate porque también se dependía del resultado del Betis en Castellón. Y en una segunda parte plagada de entrega, concentración e intensidad el equipo (con vestimenta blanca) remontó el 1-0 adverso y de un plumazo firmó su séptima presencia en la élite del fútbol español. Para el recuerdo de aquellos aventureros que se cruzaron media España quedan los dos goles, ambos generados por la banda derecha (el primero, por Aragón), que llevaron la rúbrica de Viberti. Tanto el jugador más carismático de la historia blanquiazul como Kalmar fueron paseados a hombros en 'la Catedral', tal como sucedió en junio de 1979 en La Rosaleda (esta vez, junto al preparador físico, Pepe Zapico), cuando ambos dirigían al equipo y lideraron el enésimo retorno a Primera. En menos de siete meses Viberti ya era el ídolo más importante en la historia del Málaga. Todo comenzó hace medio siglo, el 30 de noviembre de 1969, en un partido que resume toda una vida de malaguismo para muchos aficionados. El estreno del mito Viberti.

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