Martiricos nota buenas vibraciones

El Málaga llegaba con ganas a La Rosaleda tras horas de vaivenes intensos por culpa de Ontiveros y su fichaje fallido. Las gradas también tenían ganas de marcha, de victoria, de ilusión, de optimismo... El Málaga del tramo final de Ibiza transmitió un extraño no se qué, algo que es difícil de explicar, pero que es real. Junto a lo dicho, la incorporación de mucha calidad, como la de Víctor Gómez, un pedazo de lateral que nos dará tardes de gloria, y esa realidad de apenas 20 años de edad llamado Kevin. ¡Jopé, cuando tengamos un delantero centro en condiciones!, cuando aprendamos a ser más generosos en el pase en el metro final, cuando juguemos a no salir desde atrás atolondrados... Este Málaga pinta cada vez mejor, y aún faltan por entrar nombres propios. Pero hay algo más. Hay un ambiente distinto al de los últimos años. Hay una sensación de que esta temporada puede ser más que buena, siempre que no aparezcan los Al-Thani y compañía, que el miedo sigue entrando por la médula espinal malaguista. El golazo de Escassi valió tres puntos, pero fue muy escasa renta para la diferencia que hubo sobre el terreno de juego. El buen juego tiene que ir acompañado de una mejor definición final, porque esta categoría es muy perra, y aquí cuando se perdona no sólo se sufre, sino que la puedes pifiar. Cinco puntos. Hay que aspirar a lo máximo. Martiricos nota buenas vibraciones.