![El año que marcó mi vida, una moviola sin color sepia](https://s3.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/201911/29/media/cortadas/viberti1-klcD-U90831274090yt-984x608@Diario%20Sur.jpg)
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Cuando me hablan de 1969, pienso. Fue un año que marcó mi vida. La moviola mental de aquellos meses no tiene color sepia. Los recuerdos y sus colores permanecen inalterables en mi mente. Fútbol. Club Deportivo Málaga, Moreno de Luna, Bumbel, Rodríguez López, Viberti, Real Madrid...
Voy con el presidente. Juan Moreno de Luna, al que conocí en la distancia corta. Elegante, sencillo, afable, temerario e ingenuo. Un primer dirigente de larga y ancha andadura al que el fútbol lo dejó como si hubiera pasado entregando por todos los casinos del mundo. Odiaba el juego. Todo lo contrario que a su club, por el que tanto apostó y aportó a pesar de las coreadas críticas que sufrió en La Rosaleda. Lo vi llorar.
Para la temporada 68-69 contaba con Otto Bumbel, don Pedro, buen, buenísimo entrenador, pero muy peligroso. Jamás olvidó su pasado 'colchonero'. Se fichó a Fleitas, paraguayo con mucho fútbol. Recuerdo que, nada más bajar del avión, fue presentado en el mismo aeropuerto. Era una tarde de terral malagueño. De treinta y muchos grados. Sebastián Fleitas Miranda lucía un flamante traje de lana bien gruesa. Pero le faltaban los calcetines para sus nuevos, bonitos y fuertes zapatos. Alguno comentó en voz baja que lo habían vestido de 'nuevo' en el avión.
Fleitas triunfó. El Málaga comenzó la temporada de dulce. Cuatro goles al Bilbao de Iríbar, otros cuatro al Valencia... Durante la primera vuelta –todo lo fiel a mi memoria– el Málaga no bajó del quinto o sexto puesto en la clasificación. En la segunda ronda, el desastre.
Bumbel, celoso, se convirtió en enemigo de Fleitas. Como lo digo. Lo acusaba de no cuidarse. Lo llamaba gordo. Les doy mi palabra que Sebastián Fleitas, con quien hice buena amistad, en 48 horas solo comió dos manzanas. Ni qué decir tengo que no podía con las botas. En cuanto a su 'mala vida'», se pasaba el día leyendo la Biblia.Fleitas terminó la temporada a un gol de Amancio, que se proclamó Pichichi.
No puedo olvidar el Atlético de Madrid-Málaga de la segunda vuelta. Los dos estaban implicados en el descenso. La primera parte en El Calderón terminó con el Málaga por delante (0-1). Bumbel, al que el Atlético le había prometido el retorno a su banquillo, realizó unos cambios durante el descanso que irritaron a los propios jugadores. Con el Málaga ganando situó a Arias en la delantera, a Martínez en la banda, con Wanderlei por detrás... El segundo tiempo fue una verbena para el Atlético de Madrid. Ganó 4-1. En el vestuario del Málaga hubo problemas entre el técnico y los jugadores. Wanderlei le lanzó una bota... Bumbel se quitó de enmedio. En unas horas, el entrenador brasileño fue destituido. El Málaga descendió y el club madrileño ni se acordó de Bumbel para la siguiente temporada. Pero Fleitas sí dio el salto al Real Madrid con un traspaso millonario.
Voy con uno de los mejores detalles de honradez deportiva que he vivido. En la jornada final, con el Málaga en Segunda, el Español de Barcelona, comandado por el entonces poderosísimo Vila Reyes, visitaba La Rosaleda. El conjunto catalán se jugaba la permanencia. Si ganaba, sin problemas. Superaba al Zaragoza. En la víspera del encuentro, en la Peña Malaguista, yo presentaba la página de fútbol de una revista oral, 'Atalaya' –de cara al público–, de enorme éxito. Andrés García Maldonado era el director. En aquella edición, mi invitado, Moreno de Luna. No faltó a la cita, pero se presentó acompañado de Vila Reyes.
Para mí, página especial, con los dos presidentes y uno se jugaba ser o no ser en Primera. Les puedo asegurar que de lo que les voy a narrar fui testigo más o menos cercano... pero me enteré de todo. Vila Reyes llegó a ofrecerle a Juan Moreno un cheque en blanco por los dos puntos. Podía colocar la cifra millonaria que le viniera en gana. El presidente malaguista dijo rotundamente no, no y no. Se jugaba su dignidad, la de Zárraga (que había relevado a Bumbel), la del equipo, la de la ciudad... ¡Que no! El dirigente catalán insistía. Hasta saltó el nombre de Kalmar, que lo ofrecía gratis al Málaga para la siguiente temporada... No sé cómo se despedirían los dos presidentes. Al día siguiente, recuerdo que era un domingo de abril por la proximidad semanasantera, C. D. Málaga, 4; R. C. D. Español, 0.
En la 69-70, el Málaga se presentó con un técnico que había alcanzado notoriedad al frente del Ferrol, en Segunda: Juan Ramón, exdefensa del Valencia. El Málaga empezó fuerte. Ganó 1-5 en su primer encuentro, en Ferrol precisamente. Pero a la séptima jornada Juan Ramón fue a la calle. En el Málaga se produjo una auténtica revolución. Saltó Moreno de Luna. El traspaso de Fleitas y los malos resultados convirtieron La Rosaleda en un polvorín. Pérez-Gascón, su 'vice', se sacó de la manga a un presidente: Antonio Rodríguez López. Empresario de la construcción. Pequeño de estatura, pero echado 'p'alante'. Rodríguez López, al estilo del jeque en las dos primeras temporadas, la armó. Estaba y estoy seguro de que el flamante primer dirigente del club confundía entonces una pastilla de chocolate con un balón.
Puedo asegurar que no sabía ni dónde estaba La Rosaleda. Le echó valor, ganas y dinero. Y, cosas de la vida, firmó a Kalmar, precisamente, y se trajo a Viberti. Presentó a figuras internacionales de entonces: Irala, Muñantes y yo que sé... Se marcaba unos 'faroles' realmente graciosos. Era embusterillo, eso sí. Te contaba cada batallita... A veces lucía una elegante chaqueta blasier, con un llamativo escudo bordado en oro, en el bolsillo superior. En una ocasión me preguntó si sabía yo el orígen de la chaqueta. A mi encogimiento de hombros respondió con toda convicción: «Es que yo gané el campeonato mundial de soldadura oxiacetilénica a mayor altura. Yo estuve soldando a tantos metros sobre el suelo, en andamios...» Me señaló, poco menos, cerca del cielo. El premio a su 'gran éxito mundial' fue la chaqueta bordada. En pocos días pude conocer la tienda de Málaga en donde la compró y lo que le costó. Y había más chaquetas...
Kalmar, que llegó al Málaga casi al mismo tiempo que el obispo de la diócesis, aparte de buen entrenador, era un bendito. Pero con el tiempo le tenía tanto respeto a Rodríguez López que se convirtió en una especie de temor. El míster húngaro jamás habló el español correctamente, pero, cuando el presidente alzaba la voz y se mostraba exigente, se descomponía, tartamudeaba y lo que respondía no sabíamos si lo decía en ruso, húngaro o chino.
Aparte del fútbol, Kalmar tenía otra afición: comer, comer y comer. Sirva de ejemplo: para cenar en varias ocasiones terminaba con nueve o diez huevos pasados por agua.
Decía al principio que el 69 marcó mi vida en varias facetas. Una, mi boda. El 12 de diciembre, ante la Vírgen de la Victoria. No sé por qué, pero entre Rodríguez López y yo se fraguó una firme amistad. Y digo que no lo comprendía porque discutíamos. Es más, si yo le hacía una entrevista, compraba cien periódicos para, orgullosamente, repartirlos. Después, en cuanto me veía, me echaba en cara que el reportaje no valía un pimiento. Si bien, eso sí, siempre quería que lo acompañase, aunque se desplazara a Madrid. Nos hicimos compadres. Con Mercedes, su esposa, bautizó a mi hija María Gracia.
Y del buenazo de Sebastián Viberti... ¿Que les voy a decir? Estuve en su arribada al aeropuerto. Allí conecté en el primer diálogo periodístico con el argentino. Rodríguez López fue testigo del encuentro en el que ya empezó recomendando a 'Fito' Vilanova.
Con la incorporación del jugador argentino, el Málaga se fue arriba. Éxitos, resultados, buen juego. La afición volvió a llenar el campo de Martiricos. Julia y Sebastián, Sebastián y Julia. Preciosa pareja. Él llegó solo a nuestra ciudad. Julia se había quedado en un apartamento en Buenos Aires. Cuando estaba afincado ya en Málaga, Sebastián me confesó que todavía no era su esposa, como la había presentado. En aquellos años, eso de vivir en pareja no solo no estaba de moda sino que... Bueno, se casaron y fueron muy felices.
La gran ilusión de Viberti era ser padre. El embarazo parecía imposible. Y una vez, cuando los siete u ocho meses alumbraban la buena nueva, Julia abortó. Aquel mismo día, lleno de amargura y tristeza, acudió a Madrid para jugar en una selección de fútbol español. Viberti fue el mejor. Entonces, el runrún del Real Madrid, que finalizaría el 30 de julio de 1970, cuando Rodríguez López fue asesinado. Aquel día se iba a producir el traspaso al equipo del Bernabéu. Y Marianín, el 'pichichi' del Oviedo, venía para Málaga. En la misma jornada, el Málaga presentaba el Torneo Costa del Sol en Madrid. Hotel Eurobuilding. El día 29, Rodríguez López me pidió que no fuera a ese acto. Él se quedaba también aquí. Yo iba a ser testigo de la grandísima noticia. Me citó a las 8.30 en el Hotel San Antonio. Cosas del destino. Antes de esa hora, aquel día 30, Viberti, Conejo y yo llegamos a la casa de socorro de Torremolinos, donde hoy se ubica el Ayuntamiento. Allí, sobre una camilla, parecía dormido...
Pero, bueno, estos son relatos del 70. Son otras historias, como su muerte. Lo que me dijo su chica de servicio, con él de cuerpo presente, cuando afirmaba que no había sido un solo asesino... O que había escuchado desde el cuarto de baño: «Corre, corre... que viene la policía». Días más tarde, la chica me dijo que una cosa era lo que ella había oído... y otra bien diferente lo que habían testificado oficialmente...
En fín, continuamos con 1969. Final de temporada. Bilbao Athletic-Málaga. Ganar o ganar en San Mamés. El Betis estaba detrás. Los maletines viajaban de acá para allá. El filial del Bilbao, si perdía, se podía ir a tercera... Como así fue. A la capital vizcaína viajamos en vuelo chárter, en un enorme avión de hélices de los años de Mariacastaña. Cuando nos aproximábamos al aeropuerto, una azafata rogó que apagaran un transistor... que nos habíamos quedado incomunicados. Era el hijo de 'María la del Tibaco' el responsable de habernos quedado incomunicados.
Después, victoria, 1-2. Viberti, los dos goles. Ascenso. Todo felicidad. Hice un especial en 'Sol de España' y me fuí de vacaciones. Recién terminada la temporada, sin motivo justificado como se demostró, a Rodríguez López lo metieron en la cárcel de Algeciras durante dos o tres días por un supuesto problema en la construcción. En mi nombre, desde 'Sol de España', sorprendieron a Mercedes, la buena mujer del presidente, mi comadre, ella, para que me lo transmitiesen. Les dijo lo que sentía... y se publicó. Con la rabieta y el enfado, me pudo el corazón y, sin pensármelo, me marché de aquel diario en el que estaba muy bien remunerado. Pasé a 'Hoja del Lunes' y me fichó SUR. Pero, bueno, dejemos la historia aquí.
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