El fiel seguidor malaguista que roce o supere el medio siglo nunca ha olvidado aquella tarde. Y desgraciadamente no por el resultado (derrota por 1-4), sino por la impresionante estampa que ofrecía la remodelada La Rosaleda tras las obras para ser sede del Mundial ... 82. El Barcelona había provocado un terremoto en el fútbol español con la llegada de Diego Armando Maradona, así que en cuanto se supo el calendario los directivos del club, encabezados por Antonio Pérez-Gascón, se frotaron las manos. El lleno estaba asegurado. Pero las previsiones se superaron.
Es imposible calcular cuántos aficionados se dieron cita en el recinto de Martiricos aquel 17 de octubre de 1982 a las cinco y media de la tarde. Pero sí se supo la recaudación: ascendió a 32 millones de pesetas, una cifra sin precedentes. No quedó un solo hueco en La Rosaleda. Ni en las escaleras ni en los tejados de las cabinas de radio. Nunca se dieron cita en el feudo malaguista tantos chiquillos. Yo lo era y tenía 13 años, pero estaba en mi abono de Tribuna baja con aquella almohadilla blanca con el logotipo del Mundial que había sustituido a aquellas más pequeñas que vendía el mítico Antonio Iznata 'Chales'.
Decenas de niños acudieron con sus padres a ver el partido. Y no fueron a ver al Málaga, sino a Maradona. Porque la simple presencia del 'Pelusa' provocó que en aquella época muchos niños se hicieran del Barcelona (o se pasaran al Barcelona). Eran tiempos en que el vecino de localidad probablemente era más del Madrid o del equipo azulgrana (merengues o 'catalinos', como se decía) que del Málaga, así que desgraciadamente cuando se producía la visita de uno de ellos se celebraban más los goles del conjunto visitante. Esa tarde fue distinta, porque en realidad diría que los casi 45.000 presentes (el aforo oficial era de casi 42.500, pero seguro que esa tarde hubo muchísima más gente en el estadio) se citaron para ver en acción a Maradona.
Casi se daba por hecho que el Málaga de Benítez, por muy buenas intenciones que tuviera, no iba a poder contra un equipo descomunal. Aún tengo grabada la cara de 'Boquerón' Esteban, que aquella tarde salió a cinco minutos del final, cuando saltó al césped para el calentamiento y vio el estadio ya repleto. Porque ese día los espectadores no acudieron únicamente a ver el partido. Nadie apuró hasta última hora, así que 45 minutos antes ya no se veía una localidad vacía. Cuando Maradona pisó el terreno de juego enfundando en el chándal, la ovación fue atronadora.
En una de nuestras conversaciones durante su etapa como entrenador del Málaga recuerdo que Bernd Schuster, al que siempre se le ha etiquetado de tipo muy frío, me confesó que se quedó impresionado por el recibimiento. Era el comienzo de la temporada 1982-83, la del regreso a Primera, sellado por 5-1 frente al Huelva (entonces a los equipos se les conocía por el nombre de la ciudad) en otro lleno en La Rosaleda. Sólo que el ambiente entonces era totalmente distinto. En aquel partido a mediados de mayo se respiraba malaguismo; cinco meses y dos días después simplemente se esperaba espectáculo. Que el Málaga cayera por 1-4 se asumió como lógico.
Maradona no defraudó aquella tarde. Un par de 'gambeteos' en los primeros minutos hicieron que gran parte de La Rosaleda vibrase -diría que los malaguistas estábamos en minoría, si acaso un tercio- y sus conexiones con Marcos y Carrasco, que luego pasaron como entrenadores por aquí, no tardaron en llegar. Antonio Benítez había presentado un equipo que, ajustándose al 4-3-3 que tanto éxito le dio durante dos temporadas, se había blindado en el centro del campo. Atrás, por delante de Fernando, jugaron Popo, Hierro I, Costly (el gran fiasco de la temporada) y Muñoz Pérez, y por delante el técnico contó con Nacho y Regenhardt, que brillaron más como 'liberos', junto a Martín. Arriba Juan Carlos y Rodríguez escoltaron a Toto. Era el germen de aquel Málaga más malagueño que un año después trituró al Real Madrid (6-2) y al Atlético (5-1), porque los protagonistas de los cambios frente al Barcelona fueron Canillas y Jose, que precisamente sustituyeron a Nacho y Regenhardt. El partido se enfangó a los veinte minutos con una agresión de Marcos a Popo después del agarrón del lateral malaguista. Sánchez Arminio optó por la decisión salomónica de expulsar a ambos.
El árbitro cántabro tuvo un papel clave en el encuentro, porque el Málaga resistiò ante aquel todopoderoso Barcelona más de 70 minutos. El empate a uno (con gol blanquiazul por parte de Fernando Rodríguez, el primero del oriundo argentino en la máxima categoría) desapareció después de una acción singular que el buen malaguista todavía debe de recordar. El portero local, Fernando, quedó conmocionado en el suelo con el balón blocado a pocos metrós de la portería. El colegiado no dio opción a que la pelota saliera del campo, decidió parar el partido y dar posteriormente un bote neutral delante mismo del marco malaguista. Víctor se encontró con el esférico y golpeó a lo que saliera con la fortuna de que dio en Canillas y la trayectoria cambió radicalmente para entrar mansamente en la meta del rondeño.
El Málaga ya no se recuperó del mazazo y encajó dos goles más. Y el último, en el minuto 83, tuvo el sello de Maradona. Una pugna con un contrario, un rebote que le favoreció, una muestra de su innata verticalidad y una definición perfecta. Los miles de aficionados que habían acudido a ver al argentino estallaron de júbilo tras el gol del '10' mientras los malaguistas aplaudieron la calidad del astro. Con el pitido final no fueron pocos los chiquillos que saltaron al campo con la intención de saludar al 'Pelusa'. La Rosaleda tardó en vaciarse como nunca. La derrota contra el Barcelona no dejó aquella vez un sabor tan amargo. Ver a Maradona en el recinto de Martiricos, como antes había sucedido con Pelé, Cruyff o Di Stéfano, ya era suficiente motivo para no perder la sonrisa. Además, sólo se habían disputado siete jornadas, quedaban 27 por delante y un equipo que ilusionaba una década después de las genialidades de Sebastián Viberti. Por cierto, ayer, día 24 de noviembre, se cumplieron ocho años del fallecimiento del inolvidable '5'...
Resumen de aquel encuentro
Las páginas de SUR en aquellos días, antes y después del partido