Unos se van y otros llegan

En el amplio palmarés de deportistas españoles de fama mundial apenas ha habido otro como el tenista balear. Es una opinión muy personal, aunque creo que compartida con una mayoría. Pero es que eso no es todo. Yo diría que por encima de esos tributos deportivos está su calidad humana, que se refleja en la pista y lejos de ella. Nunca, que se sepa, ha originado un altercado en sus partidos ni ha roto rabiosamente su raqueta o se ha dirigido a sus rivales o al público de mala manera… Todo un ejemplo de deportista y de persona cuyo objetivo último es llegar a los Juegos Olímpicos de París para decir adiós. Precisamente este afán de 'llegar' ha sido utilizado por sus críticos, que entienden como un error que esté agotando al máximo sus facultades físicas y su bien ganada fama de hombre cabal.

Cuando la temporada apunta ya a su final proliferan los anuncios de homenajes y despedidas de futbolistas tras muchos años de dedicación a un deporte o a un club. Es el caso del madridista Nacho, del que se dice que dejará el flamante Bernabéu para volar a Estados Unidos; Modric será, probablemente, otra baja por razones de edad y, en fin, se advierte una transición que, en algunos casos, se ve correspondida por la aparición de jóvenes (Carlos Alcaraz, Brahim o Lamine Yamal son un ejemplo), una nueva generación. Se van David Silva, Raúl García, Muniain y alguno más que sobrepasada la línea roja de los cuarenta años deben pensárselo, y me viene a la memoria el incombustible Pepe Reina. A los que se van, suerte en su nueva vida 'ordinaria'. A los que llegan, que sepan encauzar esa nueva vida de fama a la que asoma. Y nosotros, a esperar a ver qué pasa… con el Málaga.